Credit: Christian Orrego

Un barco sin capitán al borde de entrar en una espiral de caos es la mejor manera de describir el momento por el cual está atravesando la universidad más representativa de todo el departamento, pero ¿De quién es la culpa?; Durante los últimos años (exceptuando el parón de la pandemia), la Universidad Tecnológica de Pereira, empezaba a destacarse como uno de los centros de conocimiento más importante del país, esto gracias a su infraestructura, la preparación de los docentes, los semilleros de investigación, entre otras cosas que se mantenían en algunos casos, incluso con el esfuerzo de personas con sentido de pertenencia por la institución. 

Para nadie es un secreto, que desde el 2018 la relación movimiento estudiantil-administración, la cual se encontraba representada por el rector, no eran las mejores, las protestas llegaron, los estudiantes se movilizaron en varias ocasiones, dejando grandes postales a lo largo y ancho de la ciudad, los calendarios se apretaron; todos se incomodaron, se abrieron mesas de dialogo con vicerrectores y directores de programas, pero el estudiantado continuaba insatisfecho, por una pequeña, sencilla y quizá para algunos insignificante razón, pues más allá de las inconformidades especificas en algunos programas, pudieron más las dificultades y problemas que  se develaron durante la pandemia ; el movimiento estudiantil quería ser escuchado, por una  sola persona en particular, Luis Fernando Gaviria, pero su respuesta siempre fue la misma, a pesar de lo simple,  esa inacción tenía mucho significado, dejar “la silla vacía”. 

Así que: “No es el error, sino la inacción, la decidía, lo que hace fracasar al hombre.  J.A.M”, es entonces donde surgen las dudas y un gran malestar, en aquellos dolientes que aún sobreviven y transitan los pasillos, las aulas y el campus de la universidad, pero endilgar responsabilidades, seria hilar muy fino e ir mucho más profundo de lo que a simple vista, aparentemente ocurre al interior del claustro universitario, la comunidad universitaria, el municipio, el departamento y el país, merecen conocer el puerto al cual llegan estas elecciones, donde el interrogante es quien, será el sujeto que se  sentara en esa silla, en la que muchos dolientes sienten hace mucho, se encuentra  abandonada ¿Cuánto más habrá que esperar?, el reloj sigue avanzando, el mundo se impacienta y las tensiones aumentan.

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