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Credit: Christian Orrego

La realización del Mundial Femenino Sub-20 en Colombia en 2024 no solo es un hito deportivo, sino también un reflejo del cambio en la forma en que las mujeres ocupan espacios históricamente dominados por los hombres. Este evento representa mucho más que un torneo: es un símbolo de equidad de género en el deporte y una plataforma para enaltecer el esfuerzo de las jóvenes futbolistas que, durante años,han luchado por el reconocimiento y la validación que el fútbol masculino ha disfrutado durante décadas.

El apoyo masivo que ha recibido la selección femenina, especialmente en ciudades como Bogotá y Medellín, demuestra un cambio en la mentalidad popular. El fútbol femenino ha pasado de ser un espectáculo de segunda categoría a ocupar un lugar importante en el corazón de los aficionados colombianos. Este cambio no ha sido fácil; las mujeres han tenido que enfrentar innumerables obstáculos, desde la falta de recursos hasta la invisibilidad mediática, pero su perseverancia ha allanado el camino hacia este momento. 

El fútbol femenino ha encontrado un espacio en Colombia, y lo ha hecho en un contexto donde las mujeres luchan diariamente por su derecho a ser vistas y escuchadas en igualdad de condiciones. 

El Mundial Sub-20 es una herramienta poderosa que ayuda a visibilizar no solo el talento deportivo de las mujeres, sino también las problemáticas que enfrentan. Al llenar estadios y recibir el mismo apoyo que sus contrapartes masculinas, estas jóvenes atletas están demostrando que el deporte es una vía para la equidad de género y para la solución de problemas sociales que afectan a las mujeres.

En un país donde el deporte tiene un gran peso cultural, este Mundial es más que una competencia. Es la oportunidad de continuar el cambio hacia una sociedad más equitativa y justa, donde las mujeres puedan ocupar los espacios que merecen, sin que se les mida por su género, sino por su talento y dedicación. Al final, este evento deportivo refleja el potencial de transformación social que tiene el deporte y nos invita a reflexionar sobre el camino que aún queda por recorrer para lograr la verdadera igualdad de género en todas las esferas de la vida.

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