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¿Por qué la lucha contra la corrupción es tan poco abordada por la dirigencia regional? Este tema brilló por su ausencia en el reciente foro de Cultura Ciudadana realizado en Pereira. 

Desde hace años he afirmado que la corrupción es el peor problema que tiene el país. Esta se mimetiza y afecta los gobiernos de derecha, izquierda, de centro, la academia, sector privado y la sociedad civil. Por ella, las poblaciones más vulnerables se mantienen en ciclos de pobreza; por ella, los municipios están aislados por la corrupción en el sector vial, por ella, obras necesarias para el desarrollo regional están inconclusas o son de mala calidad; por ella miles de personas mueren producto de la mala atención en salud; por ella la calidad de vida en las ciudades se ve afectada por el poco control al ruido, la contaminación del aire y la tala de árboles; por ella cualquier proyecto bien intencionado termina mal hecho, enriqueciendo políticos y redes de contratación. Y lo peor: mientras los ciudadanos pelean por los políticos de turno, rechazando la corrupción de unos y justificado la corrupción de otros, los corruptos se adaptan sin cuestiones de ideología y mantienen su poder cooptando la institucionalidad.      

La corrupción está acompañada por la generalización de la cultura del ‘todo vale’, la complicidad de ciudadanos dependientes de contratos y que respaldan políticos con la afirmación tradicional “que robe, pero que haga” y la doble moral de una dirigencia empresarial que mira para otro lado siempre y cuando sus negocios se vean favorecidos. Muchos de ellos incluso, financian políticos que se han enriquecido al llegar a cargos de elección popular y son “socialmente conocidos” por los porcentajes que se les debe dar por la contratación estatal. 

La corrupción y el “éxito” de quienes se han perpetuado en el poder y se han adueñado de la contratación territorial, ha enviado un mensaje nefasto a la ciudadanía que ve como esa cultura del todo vale, paga con acumulación de riquezas.  Cambiar este estado de cosas no es fácil, pero se avanza en la medida que personas que se creían intocables, por ejemplo como en el caso de las Marionetas del congresista caldense fallecido Mario Castaño o el actual caso de la Avenida de los  Colibries en Pereira, son investigadas y sancionadas social y legalmente. 

Para luchar contra la corrupción es necesario que se trabaje desde la cultura ciudadana promoviendo valores como la integridad y el respeto por los recursos públicos, con campañas pedagógicas desde espacios de liderazgo, académicos, empresariales y de movilización social. Además, desde la institucionalidad es necesario desarrollar instrumentos y procesos de mayor transparencia y rendición de cuentas en la contratación pública, en la asignación de recursos, así como promover una mayor participación de la sociedad civil y veedurías ciudadanas que generen alertas sobre los malos manejos en la ejecución de obras públicas. 

PD/ ¿Se abordó la lucha contra la corrupción en los planes de desarrollo?

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