Parar. Parar y reflexionar. Es algo que poco hacemos. Hay personas que a duras penas tienen tiempo de buscar para comer. ¿A qué horas van a reflexionar? Es la magia, por cierto, de algunafelicidad: ¡no reflexionan sobre nada! Simplemente viven el día a día ¡y listo! Una minoría reflexionamos. Tenemos esa bendición torturante. Y, entonces… algo pasa. Algo pasa con todos nosotros, con la humanidad.
Tengo una formación donde aprendí que los procesos económicos determinan la forma en que funciona la sociedad y con ello la política, la cultura, etcétera. Nunca he sido ortodoxo. No creo que eso sea mecánico. Es muy complejo. Pero en términos generales, Carlos tenía razón (y Harari). Perooo … reflexiono, siento, percibo que algo ha cambiado. Algo muta, algo se transforma.
Los humanos hacemos algunas cosas bien, otras mal, otras desastrosas. Por ejemplo. Cuando nuestros bisabuelos tenían 10 años comenzó la aviación, cuando tenían 70, en menos de una vida humana, habíamos llegado a la Luna. ¡ASOMBROSO! Pero ese es un cambio que afectó a una minoría de la humanidad. Hasta hace pocas décadas viajar en avión era un privilegio, casi, de ricos.
Pero, algo pasó desde el 2007 … (usted escoja su fecha) … ya algo había pasado una década antes: empezó la MASIFICACIÓN del uso de la internet y de los celulares inteligentes() con pantalla táctil (posiblemente esté leyendo esto en un Computador, o en un “Smartphone” … hace 10, 20 años, sería imposible: era en un periódico, y punto)
Ese CAMBIO es muy diferente a los GRANDES CAMBIOS que ha tenido la humanidad. No es ya para una minoría, ahora es para toda la humanidad. ¿Quién no tiene celular hoy? Muy pocos. ¿Quiénes viven conectados a estos aparatos, a la internet? Casi todos.
¿Has pensado, sentido, reflexionado, sobre cómo ha cambiado eso nuestras vidas? ¿qué ha traído de positivo, de regular, de negativo? Pero los cambios siguen: hace 15 años apareció WhatsApp. Hace 10 casi todos lo usamos. 1 de cada 4 humanos tiene WhatsApp. Te puedes hacer las mismas preguntas.
Siento que la permanente interacción con esos aparatos, con esas formas de comunicación, nos está cambiando. Y una de las cosas que PARECE (…) estar debilitando es la conexión emocional REAL. Y algo que está hundiendo es la acción social REAL. Es curioso, más entre los mayores que, entre los jóvenes, “criados” en la internet, los Smartphone, el “guasá” …
Pero, en general, creemos que dar un “me gusta” o un “emoticón” ante una situación genera algún cambio. “Listo ya hice”. Y en 30 segundos estamos en otro tema. El paso humano atrás que significa ver el genocidio, la aniquilación de ese fragmento de la humanidad que son los palestinos, en directo, en pantallas, con la inmediatez de las noticias (incluidas las falsas), lo atendemos con un emoticón de “horror”. Son pocos los que han salido –al menos- a las calles a protestar, o en casos extremos, se han inmolado frente a las embajadas del “estado” de bestias que hace eso ¿o será la “nación”?
Y eso sucede en casi todo. Poco más y reemplazaremos las (pocas) caricias REALES que damos a nuestros seres queridos por un “emoticón” … Es una epidemia de interacción NO real, que se extiende, y que nos está CAMBIANDO…algo pasa… algo sucede (sigue)
Esta es la historia de los teléfonos móviles: desde su origen hasta la actualidad
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