Paul Alexander, conocido por ser el hombre que vivió más de 70 años en un «pulmón de acero», falleció este lunes 11 de marzo a la edad de 78 años. La noticia fue anunciada por Christopher Ulmer, activista por los derechos de las personas con discapacidad, quien estuvo en contacto con él durante sus últimos años.

Nacido el 30 de enero de 1946 en Dallas, Texas, Paul Richard Alexander enfrentó desde temprana edad uno de los desafíos más difíciles de su vida: a los seis años contrajo poliomielitis, una enfermedad que lo dejó paralizado del cuello hasta los pies, necesitando el apoyo de un pulmón de acero para respirar.

Sin embargo, a pesar de estas adversidades, Paul Alexander demostró una extraordinaria capacidad para adaptarse y superar obstáculos. Fue un pionero en la educación a distancia, graduándose de la escuela secundaria y posteriormente obteniendo una licenciatura en Derecho de la Universidad de Texas en Austin.

Una de sus mayores hazañas fue la escritura de su libro «Three Minutes for a Dog: My Life in an Iron Lung» («Tres minutos para un perro: mi vida en un pulmón de hierro»), publicado en 2020 después de cinco años de trabajo. Cada palabra de este libro fue escrita con un bolígrafo sujeto a un palo que Paul sostenía con la boca, o bien dictadas a un amigo.

¿Qué es un pulmón de hierro?

Un «pulmón de hierro», también conocido como «pulmón de acero», es un dispositivo médico utilizado en el tratamiento de la parálisis respiratoria. Fue desarrollado en la década de 1920 como un medio para ayudar a personas que padecían de poliomielitis, una enfermedad viral que puede causar parálisis muscular, incluida la parálisis de los músculos respiratorios.

Este dispositivo consiste en una cápsula de metal que rodea el cuerpo del paciente, especialmente diseñada para crear un ambiente cerrado que permite controlar la presión del aire. La persona que lo usa se acuesta dentro del pulmón de hierro, que actúa como una máquina de respiración artificial, creando cambios de presión que permiten que el aire entre y salga de los pulmones del paciente.

El pulmón de hierro fue una herramienta crucial en el tratamiento de la polio durante la epidemia de mediados del siglo XX, ya que proporcionaba una forma de mantener la función respiratoria de los pacientes que quedaban paralizados por la enfermedad. 

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