Taiwán sufrió uno de los terremotos más devastadores en los últimos 25 años, con una magnitud superior a 7 en la escala de Richter. Esta catástrofe natural dejó a su paso una estela de muerte y destrucción, con al menos nueve personas fallecidas y más de 800 heridas, además de provocar daños significativos en decenas de edificios.

El epicentro del sismo se ubicó en el condado de Hualien, en el este de la isla, donde se registraron todos los decesos. Los residentes de la zona describen escenas de caos y desesperación, con edificios inclinados peligrosamente y calles llenas de escombros. 

El impacto del terremoto no se limitó a Hualien, ya que incluso en Ciudad Nueva Taipéi, en el norte de la isla, un almacén colapsó, atrapando a más de 60 personas bajo los escombros. Sin embargo, gracias a la rápida respuesta de los equipos de rescate, se logró rescatar a todas estas personas con vida.

Las autoridades taiwanesas han movilizado todos los recursos disponibles para hacer frente a esta emergencia. Equipos de rescate, médicos y voluntarios trabajan incansablemente para buscar supervivientes entre los escombros y brindar atención médica a los heridos. Asimismo, se ha desplegado un amplio operativo para evaluar los daños estructurales y garantizar la seguridad de la población ante posibles réplicas.

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