El Gobierno de Estados Unidos lanzó una advertencia directa al presidente Gustavo Petro ante la posibilidad de que su administración considere abrir un diálogo con el Tren de Aragua, organización criminal de origen venezolano que ha expandido sus operaciones por gran parte de América Latina.
La preocupación fue expresada por un alto funcionario del Departamento de Estado, quien calificó como “absurda” cualquier iniciativa de negociación con ese grupo delictivo, conocido por su estructura transnacional y por delitos graves que incluyen extorsión, tráfico de drogas y homicidios.
Según declaraciones entregadas a W Radio, Washington considera que hablar con el Tren de Aragua equivaldría a legitimar a una red criminal que ha causado graves daños sociales en varios países. La advertencia refleja el malestar en la Casa Blanca ante versiones que señalan que sectores del Gobierno colombiano estarían evaluando opciones de acercamiento con la organización.
La advertencia de Estados Unidos y su alcance político
El pronunciamiento de Estados Unidos se enmarca en una relación bilateral marcada por la cooperación en materia de seguridad y lucha contra el crimen organizado. Voceros del Departamento de Estado reiteraron que cualquier intento de diálogo con grupos criminales como el Tren de Aragua sería inaceptable para Washington.
La fuente enfatizó que las autoridades estadounidenses apoyan los esfuerzos del Gobierno Petro por alcanzar la “paz total”, pero advirtieron que esa política no puede incluir a estructuras delictivas dedicadas al narcotráfico y a la trata de personas.
Esta postura coincide con el seguimiento que mantiene la administración estadounidense a las políticas de seguridad en la región y su preocupación por la expansión de redes criminales transnacionales que operan entre Colombia, Venezuela, Perú, Chile y Ecuador.
Reacción en Colombia y contexto de la política de paz total
En el país, las declaraciones del funcionario estadounidense generaron debate. Sectores políticos interpretaron la advertencia como una señal de desconfianza hacia la estrategia de paz total, mientras que desde el Gobierno aún no se ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el tema.
El ministro de Defensa, Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, había asegurado semanas atrás que el Estado no tiene contemplado ningún tipo de negociación con organizaciones criminales sin motivaciones políticas o ideológicas, aunque sí se han explorado vías para su sometimiento judicial.
No obstante, los recientes operativos contra el Tren de Aragua en territorio colombiano evidencian la magnitud del desafío que representa este grupo, cuyo liderazgo se presume sigue operando desde Venezuela bajo la figura de una organización de carácter empresarial criminal.
El Tren de Aragua y su influencia regional
El Tren de Aragua surgió en Venezuela hace más de una década y, según informes de inteligencia, ha extendido su control sobre diversas actividades ilegales en América del Sur.
Su estructura jerárquica, con presencia en cárceles y barrios populares, le ha permitido establecer redes de extorsión y tráfico que van desde el contrabando hasta la explotación sexual.
En Colombia, las autoridades han identificado células activas en departamentos fronterizos y grandes ciudades como Bogotá y Medellín, donde se han registrado capturas de integrantes vinculados con secuestros y homicidios.
La alerta de Estados Unidos no solo responde a la dimensión del fenómeno, sino a la posibilidad de que una apertura de diálogo sea interpretada como un reconocimiento político a una organización que, para Washington, representa una amenaza directa a la seguridad regional.
¿Qué implicaciones tendría un diálogo con el Tren de Aragua?
El eventual acercamiento a este grupo criminal plantearía serias implicaciones diplomáticas y de seguridad.
Para Estados Unidos, un diálogo de esta naturaleza podría poner en riesgo la cooperación judicial y de inteligencia que sostiene con Colombia, uno de sus aliados estratégicos en la región.
Además, enviaría un mensaje contradictorio frente a la lucha internacional contra las redes del crimen organizado.
En contraste, voces cercanas a la política de paz total argumentan que un modelo de sometimiento a la justicia podría ser útil para desmantelar la estructura desde adentro, siempre y cuando se garantice la verdad, la reparación y la no repetición.
Sin embargo, la advertencia de Washington sugiere que cualquier iniciativa en esa dirección será observada con detenimiento por la comunidad internacional, especialmente por los países que también enfrentan la expansión del Tren de Aragua.

