El gigante del entretenimiento Disney ha presentado una demanda contra Character.AI, una popular plataforma de inteligencia artificial conversacional, acusándola de usar sin permiso a sus personajes más emblemáticos y distorsionar su imagen en contenidos de naturaleza sexual. La compañía sostiene que la IA ha permitido que figuras como Elsa, Buzz Lightyear o Mickey Mouse sean reinterpretadas en escenarios inapropiados, afectando el valor de sus marcas y su reputación familiar. Este caso marca un punto de inflexión en la relación entre la creatividad generada por IA y la propiedad intelectual, un terreno todavía gris dentro del marco jurídico internacional.

La denuncia, radicada en una corte federal de California, plantea que Character.AI vulneró los derechos de autor y de imagen de Disney al permitir que los usuarios crearan versiones “pervertidas” de sus personajes, muchas veces con comportamientos explícitos o lenguaje sexual. Aunque Character.AI no genera estos contenidos directamente, el sistema utiliza modelos entrenados con información obtenida de internet, lo que podría incluir material con referencias o descripciones de personajes protegidos por derechos de autor. Para Disney, esto no solo constituye una violación legal, sino una amenaza a la integridad de sus franquicias y a su promesa de entretenimiento familiar.

El núcleo de la disputa se centra en una pregunta clave: ¿hasta qué punto una inteligencia artificial puede “imitar” una obra protegida sin vulnerar derechos de autor? Character.AI permite a los usuarios crear chatbots que simulan personalidades o personajes ficticios. Algunos de estos “avatares” reproducen voces, expresiones o comportamientos de figuras populares, lo que, según Disney, equivale a una reproducción ilícita de propiedad intelectual. Expertos en derecho tecnológico advierten que este tipo de casos será cada vez más frecuente, ya que las IAs generativas se nutren de bases de datos masivas que mezclan material público con obras protegidas.

De acuerdo con juristas especializados en copyright digital, Disney podría tener un caso sólido si demuestra que los contenidos creados por la IA derivan directamente de sus personajes y que Character.AI se benefició económicamente del uso indebido. Sin embargo, la defensa podría argumentar que la responsabilidad recae en los usuarios y no en la plataforma, una estrategia similar a la que adoptaron redes sociales ante acusaciones de distribución de contenido ilícito. El resultado de este litigio podría sentar un precedente crucial sobre la responsabilidad de las empresas de IA frente al contenido generado por sus sistemas.

El pleito contra Character.AI no es un hecho aislado. En los últimos años, Disney ha intensificado su vigilancia sobre el uso no autorizado de sus personajes, especialmente ante la proliferación de deepfakes y modelos generativos que imitan su estética. En enero de 2024, la compañía ya había solicitado retirar de diversas plataformas videos generados con IA que mostraban a princesas de Disney en situaciones sexuales. Este nuevo proceso judicial apunta a enviar un mensaje contundente: la compañía no tolerará que sus creaciones sean utilizadas fuera del contexto que ella controla.

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