El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado una ola de reacciones este domingo tras su intervención en una conferencia conservadora en Phoenix, Arizona, donde delineó algunas de las acciones más controversiales que planea ejecutar al asumir el cargo el próximo 20 de enero. Entre sus propuestas, destacó la «mayor operación de deportación en la historia estadounidense», el desmantelamiento de políticas de diversidad, equidad e inclusión y una ofensiva directa contra los derechos de las personas transgénero. Este discurso, que él mismo calificó como «un pequeño adelanto de la revolución del sentido común», perfila una administración marcada por políticas profundamente polarizadoras.

El «fin de la locura transgénero»

Uno de los puntos más comentados del discurso de Trump fue su declaración de que planea “detener la locura transgénero” en Estados Unidos. El presidente electo afirmó que su gobierno implementará políticas para “mantener a los hombres fuera del deporte femenino” y que reconocerá únicamente “dos géneros: hombres y mujeres”. Estas palabras han sido vistas como un ataque directo a la comunidad LGBTQ+, en particular a las personas transgénero, quienes ya enfrentan múltiples desafíos en términos de derechos civiles y protección legal en Estados Unidos.

Además, Trump anunció que eliminará los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) tanto en instituciones públicas como en empresas privadas, calificándolos como una «pérdida de recursos» y una amenaza para los valores conservadores. Este planteamiento ha generado una rápida condena por parte de organizaciones defensoras de los derechos humanos, que ven en estas declaraciones un retroceso significativo en los avances hacia la igualdad.

«Cerrar las fronteras»: la promesa más polémica

En línea con su postura migratoria de 2016, Trump aseguró que el primer día de su administración firmará una «serie histórica de órdenes ejecutivas para cerrar las fronteras». Aunque no especificó detalles sobre cómo lo hará, prometió llevar a cabo «la mayor operación de deportación en la historia estadounidense». Según sus declaraciones, las medidas estarán dirigidas especialmente a los cárteles de la droga mexicanos, a quienes designará como organizaciones terroristas.

“Los que operen en suelo estadounidense serán desmantelados, deportados y destruidos”, afirmó Trump, reforzando su discurso sobre seguridad fronteriza. Estas propuestas, sin embargo, dejan varias preguntas sin responder: ¿quiénes serían considerados prioridad para la deportación? ¿Qué recursos necesitaría el gobierno para ejecutar una operación de tal magnitud?

Mientras tanto, líderes de comunidades migrantes han manifestado su preocupación por el impacto de estas medidas en las familias indocumentadas que han construido una vida en Estados Unidos. Grupos de defensa de derechos migratorios también han advertido sobre el riesgo de violaciones de derechos humanos bajo estas políticas.

¿Un gabinete liderado por Elon Musk?

En el ámbito político interno, Trump abordó rumores recientes sobre la influencia del multimillonario Elon Musk, quien formará parte de su gabinete. Algunas especulaciones sugerían que Musk podría actuar como un «presidente de facto», dada su prominencia en sectores tecnológicos y económicos. Sin embargo, Trump rechazó rotundamente esta idea. “Estoy a salvo, ¿sabes por qué? No puede serlo, no nació en este país”, declaró, en referencia al origen sudafricano del empresario.

Aunque no especificó el rol exacto de Musk en su gabinete, su inclusión ya genera expectativas sobre cómo el magnate influirá en políticas relacionadas con tecnología, energía y exploración espacial, áreas en las que ha sido una figura destacada a nivel mundial.

Un posible acercamiento con Vladímir Putin

En cuanto a política exterior, Trump reveló su intención de reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin, al inicio de su mandato. En sus palabras, busca «negociar el fin de la guerra de Rusia en Ucrania», una prioridad que describió como «una de las cosas que quiero hacer rápidamente». Esta declaración ha sido recibida con escepticismo por parte de analistas internacionales, quienes cuestionan la capacidad de Trump para mediar en un conflicto tan complejo.

La promesa de “poner fin a esta guerra” marca un contraste significativo con la política de la administración Biden, que ha respaldado fuertemente a Ucrania con ayuda económica y militar. Los críticos temen que un acercamiento con Rusia pueda socavar los esfuerzos internacionales para responsabilizar a Putin por sus acciones en el conflicto.

Una «revolución del sentido común» o una amenaza para la diversidad

Las declaraciones de Trump han encendido el debate en todo el país, polarizando aún más a la opinión pública. Para sus seguidores, estas promesas representan un regreso a valores tradicionales y un fortalecimiento de la seguridad nacional. Sin embargo, para sus detractores, las propuestas son un ataque directo a los derechos de las minorías, una amenaza para la inclusión y un retroceso en las relaciones internacionales.

Queda por ver cómo se materializarán estas ideas una vez que Trump asuma el cargo. ¿Será capaz de implementar estas políticas tan ambiciosas y controvertidas? ¿Qué impacto tendrán en las comunidades más vulnerables y en la posición de Estados Unidos en el escenario global? Estas preguntas mantienen al mundo en vilo mientras se acerca el 20 de enero.


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