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Credit: Christian Orrego

Es preocupante observar cómo la salud mental de los jóvenes ha empeorado de manera alarmante en los últimos años. La depresión, la ansiedad y los trastornos emocionales han cobrado protagonismo en una generación que enfrenta innumerables presiones. Según datos del DANE, en Colombia, entre 2017 y 2022, el número de suicidios ha aumentado, especialmente en jóvenes de entre 15 y 29 años. En 2021, se registraron más de 2.300 suicidios, un incremento del 10% respecto al año anterior, y el 47% de estos casos correspondió a jóvenes. Estas cifras nos invitan a reflexionar sobre el rol de la sociedad en la prevención y el acompañamiento de quienes más lo necesitan.

Septiembre, el mes de la prevención del suicidio, nos recuerda la importancia de hablar de este tema sin tabúes. Las cifras son preocupantes, pero es esencial subrayar que el suicidio nunca debe ser considerado una salida. Existen alternativas y espacios de apoyo que pueden marcar la diferencia. Desde nuestra experiencia, creemos que la barbería se ha convertido en una herramienta facilitadora del cambio, no solo desde lo estético, sino desde lo mental.

La barbería es más que un lugar donde se corta el cabello o se retoca la barba; se ha transformado en un espacio de interacción, diálogo y alivio. Para muchos jóvenes, acudir a la barbería es una oportunidad para desconectarse de sus preocupaciones, entablar conversaciones que no podrían tener en otro lugar y recibir la atención personalizada que tanto anhelan. En este espacio, muchos encuentran un refugio emocional, donde se sienten valorados, escuchados y comprendidos.

El simple acto de cuidar la apariencia personal puede tener un impacto profundo en la salud mental. Cuando un joven se siente bien consigo mismo, su autoestima mejora y, con ello, su visión sobre el futuro. En la barbería, se crea un ambiente de confianza en el que se pueden compartir experiencias, abrirse sin miedo al juicio y, a veces, recibir ese consejo o palabra de aliento que puede cambiar el curso de un mal día.

La estética y el bienestar están más conectados de lo que parece. Es posible que un joven llegue a la barbería con la carga emocional de un mal día o semana, y tras una charla amena y un cambio de look, salga con una nueva perspectiva. Este pequeño cambio en su apariencia externa puede representar un cambio mental que les motive a seguir adelante, a buscar soluciones en lugar de rendirse.

No podemos subestimar el poder de los pequeños gestos. Para aquellos que han pensado en el suicidio, un espacio como la barbería, donde son escuchados y cuidados, puede ser un salvavidas. Todos tenemos el deber de crear entornos que fomenten la vida, el bienestar y la esperanza. La barbería puede ser ese espacio donde, en lugar de silencios peligrosos, surjan conversaciones salvadoras.

El suicidio nunca debe verse como una salida a los problemas. Siempre hay soluciones, y hay personas dispuestas a ayudar. Debemos rechazar la idea de que el fin de la vida es la única forma de escapar del dolor. Desde nuestro espacio, invitamos a los jóvenes a buscar ayuda, a compartir sus inquietudes y, sobre todo, a entender que la vida tiene un valor incalculable.

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