Pereira, Noviembre 20, 2025

Excelentísimo Monseñor

Nelson Jair Cardona Ramírez

Nos dirigimos a ustedes con respeto y con la urgencia que nos impone la realidad. Nuestra ciudad atraviesa un momento crítico, marcado por el aumento de homicidios y la expansión del microtráfico en barrios populares. La vida cotidiana de miles de familias se ve afectada por el miedo y la inseguridad. Esta carta nace de la convicción de que es posible construir caminos distintos, donde la defensa de la vida y la dignidad sea el centro.

La Iglesia Católica ha sido históricamente un espacio de acompañamiento y esperanza para las víctimas de la violencia. En Pereira, su voz pastoral ha llamado a la paz y ha ofrecido consuelo en medio de la incertidumbre. Reconocemos ese papel y lo valoramos profundamente. Hoy, más que nunca, necesitamos que esa voz se convierta en puente entre la comunidad, las autoridades y quienes hoy ejercen poder en los territorios. La experiencia nacional nos muestra que la mediación eclesial puede abrir espacios de diálogo y reducir la violencia, aunque los acuerdos sean frágiles.

La violencia que vivimos tiene raíces claras: la disputa por el control del microtráfico, el reclutamiento de jóvenes en barrios vulnerables, y la debilidad y/o ausencia institucional para contener estas dinámicas. Los homicidios en la cabecera de la Diócesis de Pereira, han superado las cifras de años anteriores, generando alarma social y dolor en las familias. Sin embargo, experiencias nacionales —por ejemplo los ceses al fuego en Quibdó, las mesas de diálogo en Medellín y la tregua en Buenaventura, entre otros— demuestran que es posible reducir la violencia cuando se construyen acuerdos mínimos de convivencia. Este diagnóstico nos obliga a actuar con responsabilidad compartida.

Señor Obispo, le pedimos que usted, sus párrocos, sus comunidades religiosas, en general, toda nuestra diócesis, asuma un rol  como mediador en esta crisis. Su voz tiene legitimidad para convocar a mesas de diálogo que permitan construir acuerdos mínimos de convivencia. La experiencia nos enseña que, aunque los pactos sean frágiles, la mediación eclesial puede abrir espacios de esperanza y reducir la violencia. En Pereira, necesitamos que la Iglesia se convierta en puente, visibilizando públicamente la urgencia de proteger la vida.

A ustedes, jóvenes y líderes de las agrupaciones, les hablamos con franqueza y respeto. Sabemos que tienen capacidad de decisión sobre la violencia que golpea a nuestra ciudad. Les pedimos que pacten ceses al fuego, que reduzcan los enfrentamientos y que reconozcan el valor de la vida como principio innegociable. Sus familias, todos, la ciudadanía requieren respeto y dignidad. Los acuerdos que ustedes construyan pueden abrir oportunidades de reinserción, proyectos productivos y caminos distintos. La historia demuestra que cuando ustedes deciden frenar la violencia, la comunidad, en la que ustedes tienen seres queridos,  respira y la esperanza renace.

Monseñor, creemos que se podría avanzar en tres rutas inmediatas:

  • Mesas de diálogo
  • Visibilización pública de compromisos
  • Programas juveniles de educación y empleo

Estas rutas pueden articularse con las políticas nacionales de paz urbana y seguridad ciudadana, pero requieren voluntad local y compromiso ético de todos los actores.

Atentamente

Firmas (y para firmar) en: 

https://cartaabiertaalobispodepereira.blogspot.com/2025/11/carta-abierta-al-obispo-de-pereira-y.html

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