En su prolongado enfrentamiento político y diplomático con Estados Unidos, Corea del Norte ha intentado ampliar su margen de maniobra internacional buscando interlocutores fuera de sus alianzas tradicionales. En ese contexto, América Latina aparece como un espacio de interés secundario, pero no irrelevante, dentro de la estrategia global del régimen liderado por Kim Jong-un.
Diversas investigaciones académicas, entre ellas estudios de la Universidad de Cambridge, señalan que Pyongyang ha intentado mantener contactos ideológicos y diplomáticos con algunos países latinoamericanos, no tanto por razones comerciales, sino como parte de su esfuerzo por romper el aislamiento impuesto por Washington y sus aliados a través de sanciones económicas y presiones multilaterales.
México, un interlocutor clave para Pyongyang
Dentro de esta lógica, México sobresale como un país que Corea del Norte observa con atención. Su peso demográfico, su presencia constante en organismos internacionales y su historial diplomático le otorgan un valor estratégico particular. Desde 1980, el país mantiene relaciones diplomáticas tanto con Corea del Norte como con Corea del Sur, una posición poco común que lo convierte en un actor singular dentro del tablero regional.
Analistas coinciden en que, aunque el intercambio económico entre ambos países es mínimo, el valor de México radica en su capacidad de influir en debates multilaterales, especialmente en escenarios como la ONU, donde las votaciones y posturas frente a sanciones internacionales son clave para la legitimación o el aislamiento de Estados cuestionados.
La tradicional política mexicana de no intervención también resulta atractiva para Pyongyang, en un momento en que Estados Unidos intensifica sus esfuerzos para que los países latinoamericanos reduzcan o eliminen cualquier vínculo con el régimen norcoreano.
Una estrategia más amplia frente a Estados Unidos
El interés de Corea del Norte por México no puede analizarse de forma aislada. Forma parte de una estrategia más amplia que expertos describen como una “guerra híbrida”, en la que el país combina diplomacia, alianzas políticas, cooperación militar indirecta y propaganda ideológica para desafiar el orden internacional liderado por Washington.
Un ejemplo de esta táctica es el fortalecimiento de la relación con Rusia. En junio de 2024, ambos países firmaron un Tratado de Asociación Estratégica Integral que incluyó cooperación en defensa y logística, en un contexto marcado por sanciones occidentales y por la participación norcoreana en la guerra en Ucrania. Este acercamiento permitió a Pyongyang obtener respaldo diplomático y alivio económico, mientras ofrecía apoyo militar y mano de obra a Moscú.
A esto se suma la venta de tecnología militar y misiles, señalada en informes de la ONU como una fuente de financiamiento para el aparato militar norcoreano y como un instrumento para estrechar vínculos con países menos alineados con Occidente.
Relación económica casi simbólica
Pese a la carga política del vínculo, el comercio entre México y Corea del Norte es prácticamente inexistente. Datos oficiales indican que, en octubre de 2025, México no registró exportaciones hacia ese país, mientras que las importaciones desde Pyongyang apenas superaron los 5.700 dólares, dejando un saldo comercial negativo.
Estas cifras confirman que la relación bilateral no tiene un peso económico real, pero sí un valor simbólico y estratégico dentro de la compleja red de relaciones que Corea del Norte intenta tejer para reducir su aislamiento internacional.
Un escenario global cada vez más fragmentado
En un mundo cada vez más multipolar, Corea del Norte busca espacios de diálogo, aliados circunstanciales o al menos posturas neutrales en regiones donde Estados Unidos ha tenido históricamente una fuerte influencia. América Latina, y en particular México, se convierten así en piezas relevantes dentro de un juego geopolítico más amplio.
Aunque el vínculo entre ambos países siga siendo limitado en lo comercial, su importancia política demuestra que, para Pyongyang, cada relación cuenta en la disputa por legitimidad, influencia y supervivencia en el escenario internacional.

