Pakistán realizó el lanzamiento exitoso de su misil tierra-tierra Abdali con un alcance de 450 kilómetros, como parte del Ejercicio INDUS, en medio de un escenario de fuerte tensión con la vecina India. El ejercicio fue una demostración clara del poder militar paquistaní, mientras ambos países mantienen una serie de maniobras armadas cerca de sus fronteras.
La operación, realizada el 3 de mayo de 2025, fue anunciada por la Oficina de Relaciones Públicas Interservicios (ISPR), que detalló la validación de parámetros técnicos cruciales del misil, incluyendo su sistema de navegación avanzado y capacidades de maniobrabilidad mejoradas. El evento estuvo acompañado por oficiales de alto rango, subrayando su relevancia estratégica y política.
El lanzamiento del Abdali busca validar la disuasión mínima creíble
El misil Abdali, desarrollado como parte del programa de armas estratégicas de Pakistán, es una herramienta clave para mantener una disuasión mínima creíble frente a cualquier amenaza externa. El reciente ejercicio no solo fue un acto de entrenamiento, sino también un mensaje político, dirigido a reafirmar la preparación operativa de las Fuerzas Estratégicas del país ante un entorno regional cada vez más volátil.
Fuentes del ISPR confirmaron que el ejercicio fue supervisado por el Comandante del Comando de Fuerzas Estratégicas del Ejército, acompañado por representantes de la División de Planes Estratégicos. La alta asistencia militar y gubernamental indica una fuerte alineación institucional en torno a la importancia del misil Abdali dentro del marco de seguridad nacional.
Pakistán reafirmó su compromiso con la estabilidad, asegurando que la prueba tenía como único objetivo mantener la preparación técnica de sus sistemas defensivos. Sin embargo, el contexto en el que se desarrolló el ejercicio no permite ignorar el mensaje subyacente hacia India, con quien mantiene una disputa territorial de larga data, especialmente en la región de Cachemira.
Ejercicios militares paralelos agravan la crisis entre India y Pakistán
El lanzamiento del Abdali ocurrió en paralelo con ejercicios militares por parte de ambos países. Según fuentes de seguridad, el Ejército paquistaní ha intensificado sus entrenamientos con armamento moderno, mientras que la Armada india ha desplegado operaciones con misiles de largo alcance en el Mar Arábigo, cerca de la costa de Gujarat.
Estos movimientos bélicos se producen tras el ataque del 22 de abril en la Cachemira administrada por India, donde 26 turistas murieron en un atentado que Nueva Delhi atribuye a actores vinculados a Pakistán. Aunque no ha presentado pruebas concretas, el gobierno indio ha iniciado una serie de medidas represivas en respuesta, incluyendo la prohibición total de importaciones desde Pakistán.
Entre las acciones adoptadas se encuentran también la suspensión del Tratado de Aguas del Indo, la expulsión de diplomáticos y el cierre del espacio aéreo bilateral. Estas decisiones marcan un nuevo punto álgido en una relación históricamente conflictiva, donde la diplomacia ha sido sustituida por el aislamiento mutuo.
¿La escalada militar entre India y Pakistán podría derivar en un conflicto abierto?
La tensión entre estas dos potencias nucleares no es nueva, pero la intensidad y la rapidez de los acontecimientos recientes generan preocupación en la comunidad internacional. Con ejercicios militares simultáneos, acusaciones cruzadas de terrorismo y sanciones económicas, el panorama actual parece más inestable que en cualquier otro momento de la última década.
Ambos países han utilizado el poder militar y la diplomacia coercitiva como herramientas para influir en el equilibrio regional. El misil Abdali representa un símbolo de poder y defensa nacional para Pakistán, pero también un recordatorio del riesgo latente de un conflicto armado que podría tener consecuencias devastadoras para Asia del Sur. ¿Lograrán los canales diplomáticos calmar las aguas antes de que la confrontación escale a niveles incontrolables?