El trágico accidente del helicóptero MI-17 en el sur de Bolívar, que cobró la vida de nueve miembros de la Fuerza Pública, ha puesto de relieve las preocupaciones sobre el mantenimiento adecuado de la flotilla de helicópteros rusos que ha estado en servicio desde 1996. Según informes, esta flotilla había estado solicitando mantenimiento desde 2022 debido a preocupaciones sobre su estado operativo.

El siniestro ocurrió mientras el helicóptero abastecía a las tropas que luchan contra el Clan del Golfo en la región, una zona que ha sido escenario de enfrentamientos entre grupos ilegales. Campesinos de la zona fueron testigos del accidente y fueron los primeros en responder al lugar, donde se encontraron con una escena devastadora en la que el helicóptero se estrelló en una zona boscosa. 

El Ministerio de Defensa había suspendido unilateralmente el contrato de mantenimiento de estos helicópteros MI-17 debido a preocupaciones sobre su seguridad, especialmente durante el conflicto entre Rusia y Ucrania. A pesar de las ofertas de la Embajada de Rusia para realizar reparaciones en Colombia, la situación de mantenimiento de estas aeronaves sigue siendo una preocupación, especialmente después de este trágico accidente que ha cobrado vidas valiosas de la Fuerza Pública colombiana.

Los militares fallecidos fueron el teniente coronel Jesús David Carvajal Rangel, el mayor Edward Espinosa Rodríguez, el sargento viceprimero Diego Ramírez Bahamón, el sargento segundo Michael Villanueva Mancera y el cabo primero Cristian Ordóñez Caicedo. Además de los pasajeros Jhon Arlen Olea Palmera, cabo tercero, y los soldados profesionales Sman Sanabria Guerrero, Jesús Montalvo Arroyo y Yeisson Mendoza Méndez.

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