La emergencia sanitaria por fiebre amarilla ha sido declarada oficialmente en todo el territorio nacional. No es la primera vez que hablamos del repunte de enfermedades infecciosas en Colombia, pero lo que sí es nuevo es la contundencia de esta medida que busca frenar el avance del brote 2025 de fiebre amarilla. Con más de 79 casos y 36 muertes registradas entre 2024 y lo que va de este año, el Gobierno ha activado una respuesta integral para evitar una crisis de salud pública mayor.

Desde el pasado lunes 21 de abril, cuando se publicó el decreto oficial, el país se encuentra bajo una estrategia de acción rápida liderada por el Ministerio de Salud, con la vacunación masiva como una de las principales herramientas de contención.

Vacunación sin excusas: todos deben estar inmunizados

La vacunación masiva en Colombia no es solo una recomendación, es un mandato sanitario. Según la Resolución 00000691 firmada el 16 de abril por el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, todas las personas a partir de los nueve meses de edad deben inmunizarse si residen o viajan a zonas de riesgo fiebre amarilla.

Las autoridades identificaron municipios con circulación activa del virus, presencia de epizootias (brotes en animales) y áreas ubicadas en corredores ecoepidemiológicos como de «muy alto riesgo». En estos lugares, se desplegarán puestos fijos, móviles y controles sanitarios para aplicar las vacunas sin distinción de nacionalidad o estatus migratorio.

Esta decisión también obliga a las autoridades locales a identificar a las personas susceptibles mediante la revisión de antecedentes de vacunación. De esta forma, el objetivo es alcanzar una cobertura superior al 95 % en las zonas más vulnerables, protegiendo incluso a la población extranjera y migrante.

Restricciones de movilidad y control sanitario: ¿medidas extremas o necesarias?

Ante el avance del brote de fiebre amarilla en 2025, las medidas adoptadas por el Gobierno no solo buscan inmunizar, sino también contener. Por eso, en los municipios catalogados como de muy alto riesgo, se permitirá restringir la movilidad de personas no vacunadas. Estas restricciones se aplicarán bajo estrictos análisis de riesgo y serán orientadas por el Ministerio de Salud.

Además, en los accesos a las zonas afectadas se instalarán puestos de control sanitario. Allí se exigirá el carné de vacunación contra la fiebre amarilla o una declaración de rechazo o antecedente vacunal, bajo coordinación de autoridades locales y departamentales. Este enfoque apunta a crear un cordón epidemiológico que impida que el virus se expanda más allá de las áreas ya comprometidas.

Se priorizará también la vacunación del personal de salud, funcionarios públicos y miembros de comités de emergencia, sin importar su vínculo contractual. Ellos, por su rol estratégico, deben estar protegidos para garantizar el éxito de la campaña.

¿Cuánto durará la emergencia sanitaria por fiebre amarilla?

Una de las preguntas más frecuentes desde la declaración de la emergencia es cuánto tiempo permanecerá activa. La resolución establece que la medida se levantará solo si durante ocho semanas consecutivas no se reportan nuevos casos humanos ni epizootias.

Esto significa que Colombia enfrentará un monitoreo constante en las próximas semanas. La circulación activa del virus de la fiebre amarilla será el criterio determinante para mantener o levantar la alerta. Mientras tanto, el país entra en una etapa de vigilancia intensiva y acciones sostenidas para proteger a la población.

La Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES) ha sido habilitada para gestionar directamente los recursos destinados a esta emergencia, tal como lo permite la Ley 1753 de 2015. Esto garantiza que la financiación para campañas de prevención y control no sufra retrasos burocráticos y pueda operar de forma ágil y eficaz.

¿Estamos preparados para contener la fiebre amarilla?

Con 56 casos confirmados solo en lo que va de 2025, y 23 fallecimientos atribuidos directamente al virus, el desafío es claro. Las medidas adoptadas son contundentes, pero su efectividad dependerá del compromiso de todos los actores: ciudadanía, entidades territoriales y el sistema de salud.

La gran pregunta ahora es: ¿será suficiente esta estrategia para frenar la expansión de la fiebre amarilla o veremos un recrudecimiento del brote en los próximos meses?

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