La Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER), en articulación con las autoridades policiales, intensifica sus acciones para combatir el tráfico ilegal de fauna silvestre. Aunque en Risaralda no se evidencia una degradación significativa de los ecosistemas, su ubicación geográfica estratégica exige operativos constantes de control en las vías que conectan con el Chocó biogeográfico, la Amazonía y la Orinoquía, con el objetivo de frenar el tráfico terrestre de especies.

Según la autoridad ambiental, entre las especies más vulnerables al tráfico se encuentran guacamayas, el loro orejiamarillo, serpientes, algunas especies de primates y marsupiales, entre otras.

«Nos enfrentamos a dos grandes problemáticas asociadas al tráfico de fauna. La primera es la cercanía entre las zonas habitadas por humanos y los ecosistemas naturales, lo que facilita la extracción de especies silvestres para finos inapropiados, como su tenencia como mascotas o su comercialización ilegal», señaló Julio César Gómez Salazar, director general de la CARDER.

La Corporación ejecuta controles en áreas estratégicas del departamento, incluyendo zonas protegidas, terminales de transporte intermunicipal y puntos de registro aduanero. Estas acciones se complementan con campañas de prevención y educación ambiental, marcadas en el plan de acción “Risaralda: un paraíso biodiverso en el corazón de Colombia”.

Gómez Salazar reiteró que la fauna silvestre debe permanecer en su entorno natural:

«La fauna silvestre pertenece a los ecosistemas. Cada especie tiene un diseño natural perfectamente definido por la madre naturaleza. Por eso, hacemos un llamado a la ciudadanía para que se abstenga de retener aves, primates o serpientes, y así contribuyamos todos a la protección de nuestra biodiversidad, tal como lo hace la autoridad ambiental».

Es importante recordar que el tráfico de fauna y flora conlleva sanciones penales, que pueden incluir privación de la libertad, o multas que alcanzan hasta 130.000 salarios mínimos legales vigentes.

Las especies que son recuperadas ingresan a un proceso de rehabilitación por parte del equipo especializado de la CARDER. El objetivo es que recuperen sus instintos naturales y puedan ser reintegradas a su hábitat, cumpliendo así su función dentro del ecosistema y contribuyendo a la conservación de la biodiversidad.

Con información de la oficina de prensa de la CARDER.

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