El huracán Helene ha provocado una devastación sin precedentes en el sudeste de Estados Unidos, causando la muerte de al menos 91 personas mientras las labores de rescate y recuperación continúan en marcha. Esta tormenta, que tocó tierra en la noche del jueves como un huracán de categoría 4 en la región de Big Bend, Florida, desató vientos sostenidos de 140 mph (225 km/h), llevando consigo no solo una furia de vientos devastadores, sino también inundaciones y marejadas ciclónicas que han afectado gravemente a varios estados, entre ellos Florida, Carolina del Norte y Tennessee.

La magnitud de los daños en estas áreas ha conmocionado a las comunidades afectadas. En particular, la situación en Carolina del Norte ha sido descrita como «apocalíptica», con enormes pérdidas materiales y humanas. Hasta 30 pulgadas de lluvia han dejado partes del estado bajo agua, desencadenando deslizamientos de tierra y cortes masivos en la infraestructura. El gobernador Roy Cooper ha calificado el desastre como «una tragedia sin precedentes» y ha hecho un llamado a la nación para intensificar las respuestas de ayuda y rescate.

El impacto devastador en Carolina del Norte

En Carolina del Norte, las lluvias torrenciales del huracán Helene han causado una catástrofe. Inundaciones repentinas arrasaron con viviendas, carreteras y puentes, dejando bajo el agua vastas áreas del estado. En un momento crítico, más de 400 carreteras tuvieron que ser cerradas, lo que complicó los esfuerzos de los equipos de rescate y dejó a muchas comunidades aisladas y sin posibilidades de ayuda inmediata.

Hasta el momento, las autoridades han confirmado la muerte de al menos 30 personas en este estado, y la cifra podría aumentar debido a que decenas de personas siguen desaparecidas. Los servicios de emergencia están trabajando sin descanso para acceder a las zonas más afectadas y brindar asistencia a quienes siguen atrapados. William Ray, director de gestión de emergencias del Departamento de Seguridad Pública de Carolina del Norte, destacó que los equipos de respuesta están operando «las 24 horas del día», aunque el acceso a ciertas áreas sigue siendo complicado debido a las condiciones peligrosas y el colapso de la infraestructura.

La Guardia Nacional ha desplegado equipos de rescate en varias de las zonas más golpeadas, uniendo esfuerzos con socorristas de 19 estados del país. El principal reto sigue siendo llegar a los vecindarios más afectados, especialmente en localidades rurales donde las condiciones han deteriorado gravemente los caminos de acceso.

Comunidades incomunicadas y el drama de Asheville

Uno de los aspectos más preocupantes es la situación que viven los habitantes de Asheville y las zonas cercanas. Esta ciudad, situada en el oeste de Carolina del Norte, ha estado sin servicio de telefonía móvil ni agua potable durante varios días. Para muchos residentes, la falta de comunicación con sus seres queridos ha agravado la desesperación. Zeb Smathers, alcalde de la cercana localidad de Canton, describió la situación como «apocalíptica», señalando que las continuas inundaciones han impedido evacuar a quienes permanecen en peligro.

La falta de servicios básicos ha sumido a Asheville en una crisis que afecta no solo a sus habitantes, sino también a los servicios de emergencia, que enfrentan dificultades adicionales para coordinar los rescates. George Carter, residente de Lake Lure, describió en el programa «Good Morning America» las escenas de destrucción, relatando cómo casas y edificios flotaban entre los escombros. “Es una imagen que te deja sin aliento”, afirmó, visiblemente conmocionado por la magnitud de la devastación.

La reconstrucción: un reto monumental

La tarea de reconstruir las comunidades afectadas por el huracán Helene será titánica. La pérdida de propiedades, infraestructura y medios de subsistencia ha dejado a miles de familias en la incertidumbre. Mientras los equipos de rescate siguen trabajando para localizar a las personas desaparecidas, las autoridades ya comienzan a planificar cómo enfrentar la larga recuperación que les espera.

En este escenario, el huracán Helene ha dejado una profunda herida en las comunidades del sureste de Estados Unidos. La fuerza de la naturaleza ha mostrado su poder destructivo, y ahora los esfuerzos se centran en brindar alivio a quienes han perdido todo. ¿Qué nos espera en las próximas semanas mientras las autoridades intentan restaurar lo poco que queda? La respuesta dependerá en gran medida de la rapidez y la eficacia con que se movilicen los recursos para ayudar a los más afectados.

En cualquier caso, lo que ha quedado claro es que las comunidades golpeadas por el huracán Helene tendrán que enfrentar un largo y arduo proceso de reconstrucción.


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