Tras un proceso de protección institucional que duró casi dos años, los hermanos Mucutuy —Lesly, Soleiny, Tien y Cristin— han sido entregados nuevamente a su núcleo familiar. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) determinó que la tía materna de los menores es la persona idónea para asumir la custodia legal, dando fin a una etapa marcada por la intervención del Estado en la vida de los menores.

La decisión se tomó luego de un riguroso proceso de evaluación psicosocial, en el cual se constató que la nueva cuidadora cuenta con las condiciones necesarias para garantizar el bienestar físico y emocional de los niños. Este fallo representa un hito en la historia de una familia que capturó la atención del país, no solo por las circunstancias que los llevaron al sistema de protección, sino también por la fortaleza mostrada durante su recuperación.

El proceso de protección del ICBF y su desenlace

La permanencia de los menores bajo medidas de protección infantil se inició tras un episodio de alto impacto en el que, siendo aún más pequeños, debieron sobrevivir por su cuenta en la selva del Guaviare. Este evento generó un debate nacional sobre la eficacia de los mecanismos institucionales para atender a comunidades indígenas en situaciones extremas.

Durante este tiempo, el ICBF asumió la custodia temporal, procurando su estabilidad emocional y reforzando sus vínculos familiares mediante visitas y acompañamiento profesional. Sin embargo, desde el entorno cercano de los niños se solicitó reiteradamente que se les permitiera volver con familiares de confianza, específicamente con la tía materna, quien desde el inicio expresó su deseo de hacerse cargo.

Los informes técnicos presentados por el equipo interdisciplinario del ICBF concluyeron que la mujer no solo cumplía con los requisitos legales, sino que además ofrecía un entorno culturalmente afín y afectivamente sólido, elementos fundamentales en el proceso de restitución de derechos.

Significado del retorno para los menores y sus comunidades

El retorno de los hermanos Mucutuy a su entorno familiar representa mucho más que el cierre de un ciclo legal. Es también una reafirmación del enfoque diferencial que debe regir la atención a poblaciones indígenas, y un recordatorio del rol central que juega la familia extendida en estos contextos.

Organismos de derechos humanos y comunidades del Guaviare han resaltado la importancia de que las decisiones institucionales prioricen la reunificación familiar, siempre que se garantice la seguridad y el bienestar de los menores. En este caso, la figura de la tía materna no solo representa estabilidad, sino también la posibilidad de reconectar con sus raíces culturales, las cuales resultan esenciales para su desarrollo integral.

El caso también deja lecciones sobre la necesidad de políticas públicas más robustas que integren el conocimiento ancestral y las estructuras familiares indígenas dentro de los esquemas estatales de protección. La participación activa de los familiares, junto con la orientación del ICBF, hizo posible este desenlace favorable.

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