En los últimos días, las redes sociales y algunos portales han difundido titulares alarmantes sobre una supuesta activación del protocolo de defensa planetaria de la NASA debido a la aproximación del misterioso cometa 3i/Atlas. Sin embargo, la realidad dista mucho de la narrativa apocalíptica que se ha viralizado. La agencia espacial estadounidense no ha emitido ninguna alerta de impacto ni ha iniciado ningún plan de emergencia global. Lo que sí ha ocurrido es la confirmación de un hallazgo astronómico inusual: un objeto interestelar que atraviesa nuestro sistema solar, pero sin representar peligro alguno para la Tierra. Este fenómeno ha despertado curiosidad entre astrónomos y aficionados al espacio, quienes han resaltado la importancia científica de estudiar su trayectoria y composición.
El interés en 3i/Atlas se debe a su origen interestelar, es decir, proviene de fuera del sistema solar. Este tipo de visitantes cósmicos son extremadamente raros: solo se han detectado tres de este tipo, siendo ‘Oumuamua en 2017 y Borisov en 2019 los más recordados. Su estudio ofrece una oportunidad única para entender los materiales y dinámicas que existen en otras regiones de la galaxia. A pesar de los rumores, la NASA ha reiterado que este cometa no representa ningún riesgo y que, por el contrario, su observación permitirá avanzar en la comprensión del cosmos.
El verdadero papel de la NASA ante objetos cercanos a la Tierra
El protocolo de defensa planetaria de la NASA no se activa con cada nuevo objeto detectado. Su función es coordinar esfuerzos internacionales para monitorear asteroides o cometas que podrían acercarse de forma peligrosa al planeta. Este trabajo se realiza a través de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria (PDCO, por sus siglas en inglés), encargada de identificar y evaluar amenazas potenciales. Hasta el momento, ningún informe de esta oficina menciona al cometa 3i/Atlas como un riesgo. Por el contrario, su órbita ha sido catalogada como segura y su paso no supone ningún tipo de colisión.
La confusión surgió cuando varios portales sensacionalistas mezclaron el hallazgo astronómico con el término “defensa planetaria”, creando una narrativa que evocaba películas de ciencia ficción. Sin embargo, la comunidad científica ha sido clara: el sistema de vigilancia espacial detecta miles de objetos cada año, y solo un porcentaje mínimo requiere seguimiento constante. La mayoría pasa a millones de kilómetros de distancia sin afectar a la Tierra.
Qué se sabe sobre el cometa 3i/Atlas y por qué es tan especial
El cometa 3i/Atlas fue identificado por el sistema Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS), una red de telescopios automatizados en Hawái que rastrea el cielo en busca de objetos en movimiento. La designación “3i” indica que es el tercer objeto interestelar descubierto, una categoría reservada para cuerpos que no orbitan al Sol de manera estable. Su velocidad y trayectoria confirman que proviene del espacio interestelar, viajando a decenas de miles de kilómetros por hora. Según los análisis iniciales, su núcleo parece contener compuestos volátiles similares a los de los cometas comunes, pero su comportamiento y brillo sugieren características inéditas.
Astrónomos del Jet Propulsion Laboratory han explicado que, aunque el nombre y la rareza del objeto han despertado inquietud, 3i/Atlas no se acercará a la Tierra más de lo que lo haría un planeta exterior como Júpiter. De hecho, ni siquiera será visible a simple vista. Las observaciones se están realizando mediante telescopios de gran alcance, con el propósito de comprender su estructura y confirmar su procedencia. Este tipo de investigaciones son cruciales para mejorar los modelos de detección temprana y fortalecer la vigilancia del espacio cercano a la Tierra.
¿Podría la NASA activar realmente un protocolo de defensa planetaria?
En caso de una amenaza real, el protocolo de defensa planetaria contempla la identificación, seguimiento y posible desviación del objeto, además de la comunicación con agencias internacionales y gobiernos. Este tipo de planes se pondría en marcha únicamente si un asteroide o cometa tuviera probabilidades concretas de impacto, algo que no ocurre con 3i/Atlas. En palabras de la propia NASA, “ningún objeto conocido representa una amenaza de impacto durante, al menos, los próximos cien años”.
Los científicos insisten en la necesidad de mantener la calma y verificar las fuentes antes de difundir información. La aparición de rumores sobre catástrofes espaciales suele coincidir con el descubrimiento de nuevos cuerpos celestes, pero la evidencia científica sigue siendo la única guía confiable. Más que una señal de alarma, 3i/Atlas representa un recordatorio de lo mucho que queda por explorar en el universo y de la importancia del trabajo conjunto entre agencias y observatorios para proteger y comprender nuestro planeta.
¿Y si en el futuro se detectara un objeto realmente peligroso? La infraestructura científica ya está preparada. La defensa planetaria no es una película, sino un esfuerzo constante basado en la observación y la cooperación internacional. La misión DART de 2022, que desvió con éxito un asteroide, demostró que la humanidad cuenta con la capacidad técnica para actuar si fuera necesario. Por ahora, el cometa 3i/Atlas solo nos invita a mirar hacia el cielo con curiosidad, no con miedo.

