el naufragio en indonesia reabre el debate sobre excursiones maritimas pese al mal tiempo en plena temporada turistica indonesia amplia la busqueda de un espanol y 3 de sus hijos desaparecidos tras na

El naufragio de la embarcación turística Putri Sakinah frente a las costas de Indonesia ha puesto nuevamente en el centro de la discusión la seguridad de las excursiones marítimas en una de las zonas más visitadas del país. El barco partió desde Labuan Bajo hacia el Parque Nacional de Komodo en una noche marcada por condiciones meteorológicas complicadas, habituales en esta época del año, pero que no impiden que muchas salidas sigan realizándose debido a la alta demanda turística.

Labuan Bajo, punto neurálgico del buceo y de los viajes en barco hacia la isla de Flores para observar a los dragones de Komodo, vive uno de sus momentos de mayor afluencia durante las vacaciones navideñas. Con miles de visitantes internacionales y un fuerte movimiento económico en torno a las excursiones marítimas, los operadores locales suelen mantener la actividad incluso cuando el estado del mar no es el más favorable.

Según relatan residentes de la zona, el deterioro de las condiciones marítimas en estas fechas es conocido tanto por empresarios como por autoridades. Sin embargo, el impacto económico que supone suspender las salidas hace que, en muchos casos, se priorice la continuidad de los viajes. La noche del viernes, el Putri Sakinah sufrió una avería en el motor, quedó a la deriva y terminó siendo destrozado por el oleaje, en una tragedia que dejó a un padre y a tres niños a merced del mar.

El ambiente en la ciudad es de tristeza y preocupación. A la conmoción por la pérdida humana se suma la inquietud por las posibles consecuencias económicas si se prolonga la suspensión de actividades marítimas, decretada por las autoridades tras el accidente. De hecho, al día siguiente del siniestro se prohibieron todas las salidas al mar hasta el próximo 2 de enero.

Testimonios locales reconocen que no es inusual que se organicen excursiones que no deberían realizarse cuando el clima no acompaña. La combinación entre la necesidad de ingresos, la experiencia de viajes previos sin incidentes y la presión del turismo masivo suele generar una peligrosa sensación de confianza.

Por el momento, no se ha iniciado una investigación policial formal que permita esclarecer si el barco contaba con todos los permisos, si las advertencias meteorológicas eran claras o si existió negligencia por parte de los operadores o de las autoridades portuarias. La aparición sin vida de una de las menores desaparecidas ha aumentado la urgencia de depurar responsabilidades en un caso que vuelve a poner en cuestión la seguridad del turismo marítimo en Indonesia.

Mientras continúan las labores de búsqueda de los tres españoles que siguen desaparecidos, la familia ha reiterado que no abandonará el país hasta recuperar a todos. La Embajada de España en Yakarta también ha intensificado su intervención para que los operativos de rescate no se suspendan, pese a que la normativa local contempla detenerlos tras varios días sin resultados.

El tiempo juega en contra y el dolor crece, pero la esperanza de encontrar a los desaparecidos permanece viva. La tragedia, ocurrida en plena Navidad, deja al descubierto una realidad incómoda: cuando el turismo y la economía pesan más que la prudencia, el mar termina pasando factura.

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