Después de más de tres décadas fuera del país, Carlos Lehder, cofundador del cartel de Medellín, reapareció en Colombia con una carga explosiva de confesiones. En una diligencia ante la Fiscalía General de la Nación, el colombo-alemán entregó información detallada sobre el asesinato de Rodrigo Lara Bonilla, exministro de Justicia, ocurrido el 30 de abril de 1984. Sus declaraciones, que se mantuvieron reservadas hasta ahora, sacuden de nuevo la historia reciente del país.
Lehder confirmó que la orden de ejecución fue impartida por Pablo Escobar, quien para entonces veía en Lara una amenaza directa a su estructura de narcotráfico. Según el testimonio, Escobar ordenó el crimen tras fracasar en su intento de frenar la extradicción de narcos hacia Estados Unidos, impulsada con firmeza por el ministro. Esta confesión, respaldada por detalles logísticos y nombres, se convierte en una pieza clave en los procesos judiciales que aún rodean al conflicto narco en Colombia.
Una confesión que reescribe la historia
En su declaración, Carlos Lehder admitió que el atentado fue cuidadosamente planeado por integrantes del cartel de Medellín, quienes consideraban a Lara Bonilla un “enemigo declarado” del negocio. El exministro había liderado una cruzada judicial y mediática contra los capos, señalándolos como los principales responsables de la corrupción institucional. En represalia, el cartel lo convirtió en su objetivo número uno.
Lehder aseguró que, si bien él no participó directamente en el asesinato, sí fue testigo de las reuniones donde se decidió su ejecución. El crimen fue ejecutado por sicarios del cartel en Bogotá, mientras Lara se movilizaba en su vehículo oficial. Con esta declaración, se fortalecen los indicios de que la muerte del ministro no fue un acto aislado, sino parte de una estrategia para silenciar a quienes amenazaban los intereses de los narcos.
Además del caso Lara Bonilla, Lehder habló del atentado al vuelo de Avianca 203, otra de las acciones más sangrientas del cartel. Aunque sin mayores detalles, confirmó que el ataque fue coordinado desde las altas esferas de la organización con el objetivo de eliminar a un supuesto informante, sin importar el saldo civil.
Implicaciones judiciales y políticas
La información entregada por Lehder ante la Fiscalía podría reactivar investigaciones congeladas o incluso abrir nuevas líneas de responsabilidad penal para actores aún no vinculados formalmente. Aunque gran parte de los cabecillas del cartel ya han muerto o fueron condenados, estas confesiones podrían comprometer a cómplices civiles o a estructuras institucionales que facilitaron los crímenes.
A nivel político, el testimonio revive el debate sobre el impacto que tuvo el narcotráfico en la democracia colombiana durante los años ochenta. El asesinato de Rodrigo Lara Bonilla fue un punto de quiebre: provocó la ruptura del silencio frente a los carteles y marcó el inicio de una era de violencia frontal entre Estado y narcos. La reaparición de Lehder, incluso bajo el discurso de reparación, confronta de nuevo al país con su pasado más oscuro.
El exnarcotraficante, quien estuvo preso durante más de 30 años en Estados Unidos y fue deportado a Alemania en 2020, afirma ahora que su único interés es contar “toda la verdad”. Sin embargo, sus declaraciones también podrían tener un valor negociador en procesos judiciales futuros. Por ello, la Fiscalía estudia la posibilidad de usar su testimonio como prueba ampliada en los tribunales colombianos.