El mediocampista francés Paul Pogba ha sido suspendido por dopaje y deberá cumplir una sanción de cuatro años sin poder disputar partidos oficiales. La noticia llega tras un prolongado proceso en su contra, marcando uno de los momentos más difíciles para el campeón del mundo en Rusia 2018.
La suspensión se originó a raíz de un positivo en la prueba de dopaje realizada en agosto durante la primera jornada del campeonato italiano, después de un partido entre Udinese y Juventus. La Agencia Italiana Antidopaje (NADO) anunció su suspensión provisional el 11 de septiembre, y unas semanas después, en octubre, se confirmó que el análisis de la prueba B también arrojó la presencia de metabolitos de testosterona, coincidiendo con los resultados de la prueba A.
El volante de 30 años, que en principio podría apelar la decisión, se enfrenta a la difícil tarea de demostrar que el consumo de la sustancia no fue intencional, lo cual podría resultar en una reducción de la pena, pero aún enfrentaría una suspensión significativa.
La última vez que Pogba pisó un campo de juego fue el 3 de septiembre del año pasado, casi seis meses atrás. Su segundo ciclo en la Juventus se ha visto plagado de lesiones y problemas extradeportivos, situaciones que podrían incluso llevar a la rescisión de su contrato en las próximas horas.
Aunque la Juventus no ha emitido un comunicado oficial, confirmó la decisión del tribunal antidopaje italiano a través de una comunicación a la agencia AFP. El club expresó que está «tomando nota» de la decisión, a la espera de las acciones que pueda tomar la defensa del futbolista.