En Fangchenggang, una ciudad fronteriza donde el tránsito diario de camiones, funcionarios y viajeros define el ritmo de vida, China se prepara para un experimento tecnológico sin precedentes: el despliegue de robots humanoides en operaciones reales. A partir de diciembre, el modelo Walker S2 comenzará a integrarse en tareas que van desde orientar a quienes cruzan la frontera hasta apoyar procesos logísticos y realizar inspecciones en instalaciones industriales.
El proyecto nace de un acuerdo valorado en 264 millones de yuanes —unos 34 millones de euros— firmado entre UBTech y un centro especializado en robótica de Fangchenggang. Su objetivo es claro: poner a prueba a los humanoides fuera del laboratorio, en escenarios complejos como puestos fronterizos, centros logísticos y plantas dedicadas a materiales como acero, cobre y aluminio. Allí, los robots ayudarán a gestionar flujos de personas, organizar operaciones internas de transporte y ejecutar inspecciones sistemáticas en estructuras industriales.
Para UBTech, este despliegue llega en un momento clave. La compañía asegura que la serie Walker dejó atrás su etapa de prototipo y ya opera como producto industrial, con pedidos que ascienden a 800 millones de yuanes para 2025. La empresa afirma haber iniciado entregas del S2 y trabajar en aumentar la capacidad de producción con la meta de fabricar miles de unidades, reducir costes y acelerar la entrada de los humanoides en entornos cotidianos.
El avance encaja con una tendencia más amplia en la administración pública china. En la provincia de Zhejiang, la oficina migratoria utiliza robots para tareas rutinarias y gestión de personas. En el aeropuerto de Hangzhou, estas máquinas responden consultas básicas de los pasajeros; y en una cumbre reciente de la Organización de Cooperación de Shanghái, celebrada en Tianjin, se empleó un robot multilingüe para labores de protocolo. La frontera de Fangchenggang se suma ahora como un escenario más exigente, donde se medirán la eficiencia y la seguridad de estos sistemas.
Este despliegue también forma parte de la estrategia nacional para ordenar el crecimiento del sector de los humanoides. El Ministerio de Industria y Tecnología de la Información creó un comité especializado que reúne a empresas como UBTech, Unitree y AgiBot, junto con centros de innovación de alto nivel. Su función es definir estándares, coordinar el desarrollo industrial y acelerar el salto de los laboratorios a las aplicaciones comerciales.
Pero lo más significativo es dónde se harán las pruebas. Un puesto fronterizo implica regulación estricta, movilidad constante, mercancías sensibles y tiempos ajustados; un entorno donde cualquier error se amplifica. Si los humanoides demuestran eficacia en Fangchenggang, será más sencillo extender su uso a otros espacios públicos y profesionales. La frontera funcionará, así, como laboratorio y como escaparate de cómo convivirán, en la práctica, trabajadores humanos y robots con capacidades cada vez más avanzadas.
