El cine japonés vuelve a apuntar alto en la carrera por los Premios Oscar 2026 con ‘Kokuho’, una cinta que ha sido descrita como un viaje emocional y estético hacia la perfección artística. Dirigida por Sang-il Lee, la película ha sido seleccionada por Japón para competir en la categoría de Mejor Película Internacional, y su recepción en el país asiático no podría ser más prometedora: se ha convertido en la segunda película de acción real más vista en la historia japonesa, un logro que demuestra su impacto cultural y emocional. La historia de ‘Kokuho’ ha llevado a muchos críticos a compararla con ‘Whiplash’, la intensa obra de Damien Chazelle que exploraba la obsesión por la excelencia a través del jazz. Sin embargo, mientras aquella película mostraba el perfeccionismo como un acto violento y abrasador, ‘Kokuho’ lo hace desde la quietud, la tradición y la búsqueda interior del arte kabuki.
La trama de ‘Kokuho’ sigue la vida de Kikou Tachibana, un niño nacido en la posguerra dentro de una familia yakuza. Su destino cambia cuando un actor veterano de teatro kabuki lo toma bajo su tutela, guiándolo con paciencia y rigor a través del arte escénico más tradicional de Japón. A lo largo de medio siglo, el espectador presencia su transformación en un intérprete virtuoso, enfrentando los dilemas entre el deber, la pasión y la identidad. La película está basada en la novela homónima de Shuichi Yoshida, reconocido autor japonés cuya obra ha sido adaptada en varias ocasiones al cine por su habilidad para retratar el alma humana y los matices de la sociedad nipona.
El director Sang-il Lee, nacido en Niigata, ha consolidado una trayectoria que combina sensibilidad social con fuerza narrativa. Desde su debut con ‘Chong’ (1998), Lee ha explorado los conflictos de identidad y moralidad en Japón contemporáneo. Títulos como ‘Akunin’ (2010) o ‘Ikari’ (2016) ya demostraban su capacidad para captar emociones contenidas y personajes complejos. Daniel Howat, crítico de Next Best Picture, la describió como “una reflexión sobre la perfección desde la serenidad”, resaltando cómo Lee convierte la precisión del kabuki en una metáfora sobre la disciplina y la belleza.
Con ‘Kokuho’, Japón vuelve a situarse en la conversación global del séptimo arte. Su mezcla de introspección, tradición y modernidad podría convertirla en una seria candidata a la estatuilla dorada. La gran pregunta ahora es: ¿podrá esta historia sobre el arte kabuki cautivar a la Academia del mismo modo que lo hizo ‘Whiplash’ hace una década?

