Desde diciembre de 2024, el programa Pereira Cómo Vamos paró. En medio de una normal renovación de operador —hasta entonces era la Cámara de Comercio— finalizó el convenio que le daba estructura: dirección, equipo técnico, soporte operativo. Quedó en pausa. Una pausa que, ya resulta alarmante.

Durante años, el programa ayudó a mirar cómo está la ciudad: empleo, salud, educación, percepción ciudadana. Pero también visibilizó lo que no se ve en los informes oficiales: barrios periféricos, jóvenes sin acceso, vendedores invisibles, alertas sobre homicidios, etcétera. Esa capacidad de narrar lo que falta es lo que le da sentido. Sin ella, la ciudad se mide, pero no se comprende.

Pereira Cómo Vamos forma parte de una metodología nacional liderada por la Fundación Corona. Su diseño es privado y académico, su operación debe mantenerse independiente de cualquier poder público o privado, incluso si recibe apoyo de ellos. Porque el programa debe evaluar a quienes gobiernan —muchas veces correlacionados con quienes lo financian— y nunca, simplemente, replicar sus discursos.

Socios activos del programa señalan tres factores clave para su sostenibilidad: (1) financiación, (2) gestión operativa y (3) compromiso ciudadano. Es cierto. Y lo es que estos pilares deben construirse sin que ninguno condicione la voz del programa. La sostenibilidad jamás puede convertirse en dependencia, pues enterraría lo más importante: su credibilidad, basada en su absoluta independencia.

Las universidades pueden aportar rigor técnico. Las empresas pueden apoyar con recursos. Los medios, los barrios, los jóvenes también pueden sumarse. No para dirigir, sino para cuidar. Para que el programa se sienta y sea de todos los pereiranos.

La coyuntura actual podría ser una oportunidad para ampliar el alcance del programa y convertirlo en un observatorio metropolitano: Pereira, Dosquebradas y La Virginia. Porque los problemas urbanos no respetan fronteras administrativas: “Área Metropolitana Centro Occidente, Cómo vamos”, mejor: “Metrópoli Pereira, Cómo Vamos”

Reactivarlo implica más que volver a medir. Implica recuperar la capacidad de mirar lo invisible, de incomodar cuando es necesario, de narrar lo que aún no se dice. Si el programa no funciona, la ciudad —el área metropolitana, la metrópoli Pereira— pierde una forma de mirarse. Y si no se mira, no sabe cómo está.

Nueve meses de pausa son suficientes, socios queridos (y los que se quieran sumar), en ustedes creemos: ¿cómo vamos? 

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