La tensión diplomática entre Colombia y EE.UU. alcanzó un nuevo pico este jueves cuando Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, ordenó el llamado a consultas urgentes de John T. McNamara, encargado de negocios interino de la embajada estadounidense en Bogotá. La medida, que responde a lo que Rubio calificó como declaraciones “infundadas y reprobables” por parte del Gobierno de Gustavo Petro, marca un momento crítico en las relaciones bilaterales entre Colombia y Estados Unidos.
En respuesta inmediata, el presidente Petro anunció también el llamado a consultas del embajador de Colombia en Washington, Daniel García Peña. A través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), el mandatario colombiano explicó que esta decisión busca revisar el estado de la agenda bilateral pactada con Estados Unidos desde el inicio de su mandato.
El trasfondo del conflicto: declaraciones, tensiones y decisiones políticas
El detonante del conflicto diplomático aún no ha sido revelado en su totalidad, pero las reacciones cruzadas indican una profunda fractura. Gustavo Petro defendió la soberanía de sus decisiones al señalar que “todas mis cartas y comunicaciones al presidente Trump las he escrito personalmente”, aludiendo a una supuesta acusación de intervención o manipulación que aún no ha sido aclarada por la parte estadounidense.
La reacción de Marco Rubio, una figura clave en la política exterior estadounidense hacia América Latina, refleja una creciente desconfianza hacia la administración Petro. Aunque no se detallaron las declaraciones específicas que motivaron el llamado a consultas, la terminología empleada —“infundadas y reprobables”— sugiere un trasfondo delicado con implicaciones diplomáticas de largo alcance.
Este cruce de medidas puede alterar de forma significativa los canales habituales de cooperación bilateral, especialmente en temas sensibles como el narcotráfico, la seguridad hemisférica y el cambio climático.
La agenda de Petro con EE.UU.: ¿ruptura o punto de inflexión?
En su mensaje público, Petro aprovechó para recordar la extensa y ambiciosa agenda bilateral que su gobierno había pactado con Estados Unidos. Entre los puntos más destacados se encuentran la descarbonización de la economía y la transición energética, la interconexión eléctrica continental, y la revitalización de ecosistemas estratégicos como la Amazonía y el Chocó biogeográfico.
Asimismo, el mandatario reiteró su compromiso con un enfoque integral frente al narcotráfico, incluyendo el combate a la denominada Junta del Narcotráfico, una estructura criminal internacional con sede en Dubái que, según Petro, aglutina mafias de diversas regiones, incluyendo América Latina, Europa y Asia.
En materia migratoria, el presidente propuso un tratado que respete el derecho soberano de EE.UU. a decidir sobre el ingreso de extranjeros, siempre bajo el principio de dignidad humana.
Otro eje central de la agenda incluye la reforma del sistema financiero global, con la propuesta de canje de deuda por acción climática, lo que podría movilizar hasta 25 billones de dólares hacia objetivos de adaptación y mitigación frente al cambio climático. Esta iniciativa, ambiciosa y sin precedentes, necesita del respaldo de potencias como Estados Unidos para prosperar en foros internacionales.