Con la llegada de los líderes mundiales a Canadá, inició oficialmente la cumbre del G7, un evento marcado por tensiones geopolíticas que no dan tregua. La reunión, celebrada en medio de una nueva escalada del conflicto entre Israel e Irán, busca reafirmar la unidad de las naciones más industrializadas frente a los múltiples desafíos globales, entre ellos, la guerra en Ucrania y el clima de incertidumbre en Medio Oriente.
El encuentro reúne a las principales potencias económicas del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. A pesar de estar programada como una oportunidad para consolidar estrategias sobre cambio climático y recuperación económica, el tono del evento cambió drásticamente ante los recientes acontecimientos internacionales.
El conflicto Israel-Irán domina la agenda inesperadamente
La irrupción de una nueva fase de hostilidades entre Israel e Irán ha desplazado varios de los temas originalmente previstos en la agenda. Según voceros diplomáticos, el G7 tiene como prioridad inmediata evitar una mayor escalada en Medio Oriente, región donde también se concentran intereses energéticos y militares clave para varios de los países miembros.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el canciller alemán Olaf Scholz, han mantenido reuniones privadas para coordinar una respuesta multilateral. Ambos coincidieron en que la prioridad debe ser reducir las tensiones en la región, aunque difieren en la estrategia: mientras Washington evalúa reforzar su presencia militar, Berlín apuesta por una solución diplomática que involucre a Naciones Unidas.
Unidad frente a Rusia: más sanciones en discusión
Otro eje central de la cumbre del G7 es la intensificación de la presión sobre Rusia. Desde la invasión de Ucrania en 2022, los miembros del G7 han aplicado múltiples paquetes de sanciones económicas, pero los efectos han sido dispares. En esta nueva reunión, se analiza la posibilidad de aplicar sanciones secundarias a países que han colaborado indirectamente con Moscú, incluyendo transferencias tecnológicas o triangulación de exportaciones.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, coincidieron en endurecer los controles financieros sobre las entidades rusas que operan en terceros países. Por su parte, Japón propuso usar reservas congeladas para financiar la reconstrucción de Ucrania, idea que recibió apoyo moderado pero genera reservas legales entre algunos participantes.
Cambio climático y economía: los temas eclipsados
Aunque el foco de atención está puesto en la seguridad global, los organizadores canadienses no han querido dejar de lado los temas estructurales del foro. La crisis climática, el desarrollo sostenible y el acceso equitativo a tecnologías verdes siguen en la mesa, aunque con menor visibilidad mediática.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, abrió el evento con un llamado a no olvidar los compromisos ambientales. “El planeta no puede esperar. Mientras resolvemos las urgencias geopolíticas, debemos seguir avanzando en la transformación energética”, afirmó.
De igual forma, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, participará en las sesiones dedicadas al crecimiento económico global y la deuda de países en desarrollo. Varios gobiernos latinoamericanos, invitados como observadores, esperan que del G7 surjan propuestas concretas para mejorar su acceso a financiamiento verde y tecnología de punta.
¿Puede el G7 mantenerse como referente global ante tantas crisis?
La reunión en Canadá pone a prueba la capacidad del G7 para actuar como bloque cohesionado en un entorno internacional cada vez más fragmentado. Con China fuera del grupo pero siempre presente en las discusiones, y con las tensiones en aumento en múltiples frentes, la presión para obtener resultados tangibles es mayor que nunca.
Los analistas coinciden en que el éxito del encuentro dependerá menos de las declaraciones finales y más de la coordinación práctica entre los países miembros. ¿Logrará el G7 adaptarse al nuevo orden mundial o será superado por otras alianzas geopolíticas más amplias?