En una jornada marcada por las manifestaciones y el caos vial, la comunidad universitaria de la Universidad Nacional de Colombia envió un mensaje contundente contra los actos violentos y el uso indebido de los espacios educativos. En medio de las protestas registradas este martes sobre la calle 26, en Bogotá, un video que rápidamente se volvió viral mostró cómo estudiantes, profesores y padres de familia unieron sus voces para expulsar a un grupo de encapuchados que intentó irrumpir en el auditorio León de Greiff, donde se desarrollaba un evento.

Las manifestaciones también causaron el bloqueo temporal de la estación Ciudad Universitaria del sistema de transporte TransMilenio, afectando a cientos de usuarios durante más de una hora. Este incidente, sumado al rechazo generalizado de la comunidad académica hacia los encapuchados, volvió a poner sobre la mesa el debate sobre la violencia en las instituciones educativas y el impacto de las protestas en la cotidianidad de la ciudad.


La comunidad dice basta: rechazo unánime a la violencia

El video difundido en redes sociales es un claro ejemplo del malestar que los actos de los encapuchados generan dentro de la comunidad universitaria. En las imágenes, se observa cómo decenas de personas, entre ellas estudiantes, docentes y padres de familia, confrontaron pacíficamente a los encapuchados, exigiéndoles que abandonaran el auditorio. Al grito de “¡Fuera!”, lograron que los individuos abandonaran el lugar, preservando así el desarrollo normal del evento.

“Los capuchos no son bienvenidos en la Universidad Nacional, no queremos más violencia en los campus”, escribió un usuario en Twitter, reflejando el sentir colectivo. Las críticas se intensificaron en redes sociales, donde varios internautas señalaron cómo estas acciones afectan gravemente el desarrollo académico y deterioran la imagen de una institución emblemática. “Hacen sus shows, haciendo que las clases de miles de estudiantes se cancelen. Son una plaga”, añadió otro usuario.

Este tipo de incidentes no es nuevo en la Universidad Nacional ni en otras instituciones públicas del país. Sin embargo, el rechazo masivo por parte de la comunidad estudiantil y académica marca un precedente en la búsqueda de mantener los campus como espacios de diálogo y aprendizaje, libres de violencia.


Protestas y bloqueos: el costo de la movilización

Mientras tanto, en las afueras de la universidad, las manifestaciones paralizaron por completo la movilidad sobre la calle 26, una de las vías principales de Bogotá. La estación Ciudad Universitaria de TransMilenio permaneció bloqueada durante más de una hora, obligando a los buses a desviar su ruta por la Avenida NQS, generando congestión y retrasos para cientos de usuarios.

Aunque no se registraron enfrentamientos graves entre los manifestantes y las autoridades, el bloqueo volvió a evidenciar los problemas recurrentes que enfrenta la ciudad ante protestas no concertadas. Bogotá, con su densa red vial y su sistema de transporte masivo, suele ser escenario de estas movilizaciones, que muchas veces terminan afectando principalmente a ciudadanos ajenos a las demandas de los protestantes.

Por su parte, las autoridades desplegaron un equipo de gestores de convivencia y unidades del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios) para controlar la situación y reabrir el paso vehicular en la zona. Aunque el tráfico se normalizó horas después, los efectos del bloqueo se sintieron a lo largo del día.



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