Hace unos minutos quedó en libertad el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, fundador de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), esto ha generado una oleada de reacciones y debates en el país.

Mancuso, condenado por múltiples delitos que incluyen violaciones a los derechos humanos y narcotráfico, regresó a Colombia el pasado 17 de febrero tras cumplir una condena de más de 17 años en Estados Unidos por lavado de activos y narcotráfico.

El regreso de Mancuso a Colombia se produjo en un momento crucial, designado por el Gobierno del presidente Gustavo Petro como gestor de paz. Esta designación busca que Mancuso sirva de intermediario en los procesos de paz entre el Estado y los grupos paramilitares, en un intento de poner fin a décadas de conflicto armado.

Desde su llegada, Mancuso fue recluido en un pabellón de máxima seguridad en la cárcel La Picota de Bogotá, bajo estricta vigilancia debido a las constantes amenazas de atentados en su contra. No obstante, su situación cambió drásticamente cuando una juez de Justicia y Paz decidió recoger todas las medidas de aseguramiento impuestas y sustituirlas por medidas no privativas de la libertad. Esta decisión permitió que el Instituto Nacional Penitenciario (Inpec) expidiera la boleta de salida, sellando así su liberación.

La figura de Mancuso es emblemática y controvertida en la historia reciente de Colombia. Como líder de las AUC, fue responsable de una campaña de terror que dejó miles de víctimas. Ahora, en libertad y bajo un robusto esquema de seguridad, Mancuso se instalará en Medellín, donde asumirá sus funciones como gestor de paz. Sin embargo, por orden judicial, no podrá desplazarse a las regiones donde tuvo injerencia criminal, específicamente Córdoba, Bolívar, Sucre, Atlántico, Meta, Magdalena, Antioquia y Valle.

La decisión de otorgarle la libertad ha sido recibida con opiniones divididas. Por un lado, algunos ven en su papel como gestor de paz una oportunidad para avanzar en la reconciliación nacional y el fin del conflicto armado. Por otro lado, las víctimas de sus crímenes y diversos sectores de la sociedad manifiestan su rechazo, argumentando que Mancuso debería cumplir íntegramente su condena por los atroces delitos cometidos.

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