Credit: Christian Orrego

El estadio de la ciudad de Pereira, otrora símbolo de orgullo local y epicentro de eventos deportivos y culturales se encuentra en un estado lamentable. El césped, que debería ser un manto verde perfecto para la práctica del fútbol, está deteriorado y presenta signos evidentes de la ineficacia del sistema de desagüe. A pesar de los esfuerzos de CORDEP por mantener el estadio en las mejores condiciones, las recientes lluvias han puesto en evidencia que queda mucho por mejorar.


Las finales del torneo han sido un claro ejemplo de la falta de preparación y mantenimiento adecuado del campo. Las lluvias torrenciales, aunque previsibles en esta época del año, han transformado el terreno de juego en un lodazal, afectando no solo la calidad del espectáculo deportivo sino también la seguridad de los jugadores. Es inaceptable que en pleno siglo XXI, un estadio que aspira a ser sede de eventos internacionales presente estas deficiencias tan básicas.


En agosto, Pereira podría ser anfitriona de partidos internacionales y, si no se toman medidas urgentes, el estado del césped no estará a la altura de la ocasión. La imagen de la ciudad está en juego y, con ella, la posibilidad de seguir atrayendo eventos de gran envergadura, porque el problema no se limita únicamente al fútbol…


Es imperativo que el tratamiento del estadio sea distinto. No basta con un mantenimiento semestral; se necesita una inversión seria y sostenida que garantice que la cancha se mantenga en condiciones óptimas, no solo para el equipo local, Deportivo Pereira, sino para una variedad de eventos, incluidos grandes conciertos. La logística debe ser tan eficiente que el césped no sufra daños significativos, asegurando que cada evento se desarrolle en un entorno seguro y profesional.


El gobierno local debe asumir su responsabilidad y ver el estadio no solo como una infraestructura deportiva, sino como un activo cultural y económico de la ciudad. Invertir en un sistema de desagüe eficiente, en tecnologías de mantenimiento de césped de última generación y en una gestión logística profesional no es un gasto, sino una inversión que rendirá frutos a largo plazo.


No podemos permitir que una de las mejores gramillas de Colombia se pierda por la desidia y la falta de previsión. Es el momento de actuar, de mostrar que Pereira está a la altura de los desafíos y de las oportunidades que se presentan. El estadio debe ser un orgullo para todos los pereiranos, un lugar donde el deporte y la cultura brillen con luz propia, sin que el césped maltratado desmerezca el espectáculo. El llamado es claro: es hora de invertir, de cuidar y de demostrar que Pereira puede ser sede de los eventos más importantes con un estadio a la altura de las circunstancias, lo que la pondría incluso por delante para dejar de ser una ciudad intermedia

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