En el mundo espiritual hay una máxima: ves si crees. Los escépticos dirán que, al creer, imaginamos. Sí, puede ser. Creo, por ejemplo, que nuestro ser espiritual sabe exactamente cuándo se va a morir. Por eso algunos son capaces de decir “Mija, me voy a morir” semanas, días o horas antes de que suceda. También creo, con certeza, que la energía que somos deambula a nuestro alrededor luego de dejar el cuerpo que habita. Algunos un rato, otros horas o días… es una nueva espacio-temporalidad que estamos lejos de entender, por más que aceptemos la física cuántica.
Es irónico cómo esas energías suelen recibir homenajes y muestras de afecto solo después de desencarnar: “Si quieres hacer feliz a alguien que quieres mucho, dícelo hoy, sé muy bueno… en vida, hermano, en vida. Si deseas dar una flor no esperes a que se mueran, mándala hoy con amor… en vida, hermano, en vida” (Ana María Rabatté y Cervi, 1966) ([i])
Por eso inicié una serie llamada: En Vida Hermano. Quienes merecen un homenaje son miles. Lo he hecho con: Herney Ocampo, Rubén Darío Jaramillo, Ernesto Zuluaga, Maurier Valencia, Jaimes: Bedoya y Ochoa, Ricardo Jaramillo (q.e.p.d.), Crostwaithe, Sonia Diaz, Rosalba López, Martha Helena y Leonor Mary, James Fonseca, Ana María Arenas, Omar Buitrago, Germán Calle, entre otros ([ii]) Hoy le corresponde a Víctor.
«…destacado historiador y académico de Pereira, Colombia, conocido por sus investigaciones y publicaciones sobre la historia regional del Eje Cafetero y de los pueblos indígenas y afrocolombianos. Ha publicado obras como La Nueva Historia de Pereira: Fundación y Crónicas de la antigua Pereira. Su trabajo ha sido fundamental para el reconocimiento de la diversidad cultural y la historia regional en el centro occidental colombiano» (2025). Perfil de Víctor Zuluaga Gómez. Proporcionado por Microsoft Copilot…sí, así lo resume.
Mi primera imagen de Víctor resalta por su elegancia bogotana. Él mismo relata cómo le costó desprenderse de su cachaquería para adaptarse al desabroche pereirano: si por muchos de nosotros fuera, ¡andábamos en pelota o en bola! Era 1986, 87. No había llegado a mis 20 años y él llevaba de docente en la UTP casi mi edad. A quienes les cuesta mi irreverencia –libre pensador– de hoy, les invito a imaginar la que tenía en esa época –risotada–… ese fue el estudiante que tuvo Víctor.
En medio de esa amabilidad distante (bogotana) que siempre ha tenido, nos acercamos. Con él tuve mis primeras reflexiones serias sobre el oficio de historiador. Académicamente, durante décadas, pocos llegaron a su nivel. Además, publicaba = existía. Animó en mi especialización en la UTP y luego en la maestría de su amada javeriana, me “movió” un doctorado en España. Su campo, el de la historia antigua, no es el mío, pero las herramientas son similares. Quiso que lo reemplazara en EAFIT donde orientaba un famoso seminario. Ya pensionado, lo animamos a hacer parte de una lista al concejo del Partido Verde (Opción Centro). En fin, la vida ha seguido. Víctor sigue y seguirá siendo un faro de ejemplo para guiar generaciones. Se le respeta, valora y quiere. Que así sea, hoy, mañana y siempre.
Enlace a –casi- toda su obra, descargable en PDF: https://sites.google.com/view/coleccionvzuluaga/
[i] Completo en youtube.com/@emocionyespiritu.
[ii] En https://ciberplural.blogspot.com/search?q=%22en+vida+hermano%22