En la actualidad no es posible reconocer que es más preocupante para un joven, si las numerosas crisis que nos aquejan como sociedad (la inseguridad, la corrupción, el clientelismo, el genocidio entre otras) o la falta de oportunidades para crecer no solo personal sino profesionalmente (pocas oportunidades de empleo, exigencias de la experiencia laboral etc). Estas crisis han cambiado la configuración de cómo se percibe el joven político en su campo social, lo ha hecho ser partícipe de la relación hegemónica tradicional que ha acostumbrado fuertemente las relaciones de poder constituidas. Lo que implica que no solo estará inmerso en ambientes hostiles cuando se refiera crítica y analíticamente a aspectos políticos y sociales, sino que en medio del debate se generan descontentos enarbolando una supuesta implantación a sus valores morales.
Se piensa que el ser joven es sinónimo de no estar en la capacidad de debatir con altura, de encontrar puntos de ruptura que van en contra de la teoría que se ha fundamentado por siglos. Que no se tiene la capacidad de encontrar relaciones entre un problema y otro, más aún cuando las dinámicas han cambiado en la actualidad. El papel de los jóvenes ha sido importante en la construcción del país. Su ejercicio democrático se ha basado en la diversidad, pluralidad y libertad de expresión que propone significativamente nuevas cosmovisiones de interpretar la política e intentar cambiar el rumbo de la humanidad.
Colombia ha avanzado considerablemente en comparación a muchos de los países de Latinoamérica. Tiene alrededor de 13 mil jóvenes entre los 14 y 28 años según el Plan Nacional de Desarrollo (PND). Se encuentran amparados mediante la Ley 1622 del 29 de abril del 2013 y modificada por la Ley 1885 del 01 de marzo del 2018 que define el Estatuto de Ciudadanía Juvenil. Sin embargo, ha presentado grandes vacíos que hoy por hoy son discutidos en el legislativo. Dado que las garantías y las exigencias que se han expresado a lo largo del tiempo han sido justificadas por las mismas lagunas que tiene la Ley.
Si me preguntaran que es ser joven en la actualidad. Es tener la capacidad y la valentía de proponer ante la adversidad, de reconocer que serás un foco principalmente para quienes te consideran un adversario, de poder tener la opción de emanciparse no solo políticamente sino científicamente para seguir discutiendo cómo cambia el debate cuando las ideas refrescan una nueva oportunidad frente a la ceguera que tuvo nuestra sociedad por diversos aspectos en antaño. Es decir, que en medio de la línea discursiva no debe importar que edad se tenga para hacerlo, sino que se contemple las ideas, los argumentos como generadores de consenso y no como un foco que propicie la violencia histórica que hemos atravesado.
“La juventud rememora constantemente una historia de revolución y resistencia”.
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