Nos está pasando y lo estamos dejando pasar. Me senté a leer un libro que inicié hace tiempo y a los cinco minutos, sin darme cuenta, ya estaba revisando el celular. No había sonado ninguna notificación. No necesitaba buscar nada urgente. Simplemente, mi cerebro exigió el cambio.  

Y no soy la única. ¿Te ha pasado esto?  

Empiezas una película y a los 10 minutos sientes el impulso de «chequear» algo en el teléfono. Lees un artículo y, aunque te interesa, terminas saltando al final porque «no tienes tiempo». Intentas conversar con alguien, pero tu mente ya está pensando en varias cosas a la vez. 

No es falta de disciplina. No es que «antes la gente era más enfocada». Es algo más profundo: nuestros cerebros están siendo remodelados sin nuestro permiso.  

Por qué ya no aguantamos 10 minutos sin estímulos ? Es el lógico efecto acumulado de:  

  • Redes sociales diseñadas para secuestrar tu atención: Cada scroll, cada like, cada video de 15 segundos es un entrenamiento para que nuestro cerebro espere recompensas rápidas.  
  • El mito del multitasking: La ciencia lleva años diciendo que no existe (solo cambiamos de tarea muy rápido, *malgastando energía mental)* , pero seguimos orgullosos de «hacer mil cosas a la vez».  
  • La normalización del aburrimiento cero: Esperar en una fila, viajar en transporte público, incluso ir al baño… cualquier momento sin estímulo se volvió «tiempo muerto» que llenamos con pantallas.  

El resultado? Atrofia atencional: como un músculo que no usamos, nuestra capacidad de concentración se está debilitando.

Esto va más allá de «no terminar un libro». La ausencia de enfocarnos nos aleja de lo que realmente necesitamos y queremos. Y darnos cuenta de esto, nos pone frente a la atención, que es la semilla para:

Volver al pensamiento profundo: Las ideas complejas necesitan tiempo. Si saltamos cada 30 segundos, solo produciremos pensamientos superficiales.  

Disfrutar de conversaciones reales: ¿Cómo construir relaciones si no podemos escuchar 3 minutos seguidos?  

Recrear la belleza de lo lento: El sabor del café, la textura de un atardecer, el placer de una charla sin prisas… todo eso se desvanece en modo «piloto automático».  

Ahora, cómo rescatar nuestra atención sin volvernos monjes budistas ?  No necesitamos apps de bloqueo, ni retiros digitales. Pequeños ajustes pueden reconectar el cerebro:  

1. La regla de los «3 minutos salvajes»: Antes de tomar el celular por inercia, espera 180 segundos. Verás que el 80% de las veces, el impulso pasa.  

2. Espacios sagrados sin pantallas: Elige un lugar y conviértelo en zona libre de tecnología. Tu cerebro aprenderá a «bajar la velocidad» allí.  

3. Aburrirse es bueno: Deja que tu mente vague sin estímulos unos minutos al día. Las mejores ideas surgen cuando no las forzamos.  

La vida actual nos empuja a vivir fragmentados; elegir la concentración es un acto de rebeldía, un acto revolucionario. No se trata de nostalgia por «los tiempos sin internet». Se trata de no dejar que nos roben algo esencial: nuestra capacidad de estar plenamente vivos en cada momento que nos toca vivir.

Cuando sientas ese tirón invisible hacia el celular, recuerda: tu atención no es un recurso infinito. Es el tejido mismo de tu experiencia. ¿En qué quieres gastarla?

CLAUDIA ESPERANZA CASTAÑO MONTOYA

Líder

EmociónyEspíritu Mass Media es la expresión multimedia de la misión de conexión Emocional y Espiritual de la Fundación Ok Futuro

Pereira, Calle 18 No 5-27, 1101; 

Nit: 816006005-4

CEL- WS: 300 7820422

Entérate con El Expreso