Viajar en el Eje Cafetero es costoso y riesgoso. No sólo lo digo yo, lo dicen quienes viven en la región o deben transitar constantemente por sus vías. Es costoso por los peajes, en especial para agricultores, comerciantes, trasportadores, empresarios del turismo, pacientes de municipios con tratamientos en las ciudades capitales y familias divididas por peajes. Es riesgoso por el estado de las vías intermunicipales – veredales y su falta de mantenimiento. Hay un mundo alrededor de la bonita “autopista del café” y otro invisible para quienes planean la administración de los peajes.
El Eje Cafetero tiene 14 peajes (Incluido Corozal). A cargo de INVÍAS está el de La Línea, San Clemente y Cerritos. Autopistas del Café administra 7 y la Concesión Pacífico III está a cargo de 4. En palabras de la Ministra Maria Constanza García y expertos en transporte “los peajes son necesarios para garantizar la financiación de proyectos viales y su mantenimiento”. Y tiene razón, pero: ¿Tantos peajes y sin control sobre el detalle de sus ingresos y gastos?
En junio de 2024, se llevó a cabo en el concejo de Pereira, la “Audiencia pública movilidad y transporte” con la presencia de la entonces viceministra de infraestructura y actual ministra y el senador Gustavo Moreno. Los peajes fueron mencionados tangencialmente para plantear que la propuesta IP Centro (ODINSA) propone ser financiada únicamente con 7 peajes a 30 años y el peaje de cerritos como modelo de financiación de vías del Samán.
El sector transporte maneja actualmente 13.96 billones de pesos, concentrados en un 95% en la ANI, INVIAS Y AEROCIVIL. El 71% son vigencias futuras y compromisos hechos con las 4G, 5G y aunque la ministra concluyó que “es evidente invertir en las vías terciarias”, lo cierto es que el grueso de los recursos de los peajes concesionados, no lo hacen porque desde la estructuración de estas vías, que, por supuesto no son rentables para ellos, no son tenidas en cuenta.
¿Por qué si el problema es tan evidente, la dirigencia regional ha sido tan pasiva? Los peajes son una caja registradora muy apetecida y poco controlada, dividen a la región y afectan la economía de los municipios. Un derecho colectivo como es la movilidad se ve afectado por ellos. Mientras los defensores de los peajes los justifican sobre el argumento de la competitividad y la disminución en los tiempos de desplazamiento, lo cierto es que el detalle de la ruta del dinero que entra a los peajes, las empresas encargadas del recaudo, las fiducias y bancos involucrados, financiadores de campañas, accionistas, cuotas políticas en el sector transporte y partidos políticos “dueños” del sector son la respuesta a la ausencia del debate de control político local, regional y nacional. Aquí no hay diferencias ideológicas. Lo importante es hacer parte del negocio. Esto daría para una buena investigación, aunque sea “pelea de tigre con burro amarrado”.
