Hace unos años, llorábamos en silencio. Hoy, nuestros duelos tienen audiencia. La ansiedad que antes escondíamos ahora se filtra en videos virales con #AnsiedadEnPúblico ¿Realmente nos liberamos, o cambiamos un tabú por otra forma de esclavitud emocional?.  

Es una revolución necesaria visibilizar lo que sentimos. Hablar de salud mental era impensable para generaciones anteriores. Lo que hoy ocurre tiene raíces importantes:  

– De AA a #MeToo: Los grupos de apoyo tradicionales (como Alcohólicos Anónimos) nos enseñaron que compartir cura. Movimientos como #MeToo demostraron que lo personal es político.  

– El efecto TikTok: Cuando en 2021 jóvenes comenzaron a grabar sus crisis de ansiedad en supermercados o aulas (manos temblorosas, voz quebrada), algo cambió. Por primera vez, la ansiedad social dejó de ser invisible.  

Ejemplo concreto: El video de una universitaria teniendo un ataque de pánico antes de un examen acumuló 4M de vistas y 100K comentarios de apoyo. Hace una década, habría sufrido sola.  

Pero, existe una cara oculta del like terapéutico. Es un mecanismo que nos libera y a la vez nos atrapa:  

1. Hacer para pertenecer:  

   – Si no documentas tu dolor, ¿existe?: La presión por convertir cada emoción en contenido.  

   – El caso de #AnsiedadEnPúblico: Algunos usuarios han confesado fingir crisis para ganar seguidores.  

2. Algoritmos que monetizan el dolor:  

   – TikTok prioriza videos con alta carga emocional (más tiempo de visualización = más anuncios).  

   – «Mi depresión vende mejor que mis bailes», hemos visto a influencers admitirlo en sus publicaciones.  

3. La paradoja de la conexión vacía:  

   – 60% de los Gen Z se sienten más solos después de publicar sus emociones (Estudio Beyond Blue, 2023).  

   – Un «❤️» no abraza, y un comentario de «Ánimo» rara vez llega cuando más se necesita.  

Entonces, ¿Cómo navegar esta contradicción? No propongo volver al silencio, sino a la intención auténtica:

– Usar las redes para encontrar tribu, más no validación.  

   – Ejemplo: Buscar #AnsiedadEnPúblico para tips reales (cómo manejar un ataque en el trabajo), no solo scroll pasivo.  

– Proteger espacios íntimos:  

   – «No todo merece ser publicado», dice el psiquiatra Español Enrique Rojas. Tu recuperación no necesita testigos.  

– Exigir a las plataformas mayor compromiso con lo que se publica:  

   – Si Instagram detecta bullying, ¿por qué no deriva automáticamente a líneas de ayuda cuando alguien escribe «No quiero vivir»?  

Concluyendo, colectivizar emociones nos dió armas contra el estigma, pero no podemos dejar que los algoritmos decidan cómo debemos sentirnos. La verdadera revolución será aprender a estar conectados… sin volvernos adictos a la validación digital.  

Y tú, si lo has hecho ¿has sentido ese alivio al compartir, o esa presión por convertir tu vida en un reality emocional?CLAUDIA ESPERANZA CASTAÑO MONTOYA

Líder

EmociónyEspíritu Mass Media es la expresión multimedia de la misión de conexión Emocional y Espiritual de la Fundación Ok Futuro

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