La gestión de grandes instituciones, como las universidades, requiere de mucha grandeza y desprendimiento. Alexander Molina, quien ganó la elección para rector por mayoría de votos en la Universidad Tecnológica de Pereira, ha demostrado esta grandeza al poner los intereses de la universidad por encima de los personales.

La Universidad Tecnológica enfrenta una crisis actual y otra inminente. La falta de decisiones ha complicado la situación.

La crisis actual es el congelamiento absurdo para tener un rector en propiedad. La grandeza esperable de TODO el consejo superior daría para abordar soluciones:

1. Segunda Vuelta Electoral: Si hay un bloqueo decisional, se puede realizar una segunda vuelta ABIERTA, nuevamente a toda la comunidad, entre los dos candidatos principales, avalada por el resto.

2. Nuevas Elecciones: Se pueden llamar a los candidatos a renunciar para declarar terminado el concurso y abrir uno nuevo con reglamentos diferentes, y que éstos prevean ene variables y ene soluciones.

En ambas opciones: se requiere comenzar nuevamente con la votación abierta –¿con los feudales estamentos? ¿cada voto ciudadano vale diferente? en serio- 

3. Reconocer el Triunfo: Aceptar el triunfo de Molina y trabajar juntos para el bien de la universidad. Dada su posición actual, prevalecen las dos primeras.

La crisis inminente la muestra la Universidad de Antioquia. Uno de cuyos ejes centrales son los famosos “puntos”. Un sistema, creado por el decreto 1279 del 2002, del nefasto Pastrana, que permite a los docentes ganar salarios de hasta 50 MILLONES O MÁS MENSUALES, sin dar clases, lo que afecta las finanzas públicas… sí ¡las que pagamos con nuestros impuestos!

Parte del profesorado (incluso ciertos “progresistas”) nunca apoyaron a Molina debido a su pública posición autocrítica frente a lo absurdo de tal sistema, pues del total de “productos académicos” universitarios, casi un 60% son artículos y libros y apenas un 4% son productos y soluciones a problemas inmediatos: su propuesta invitaba a contribuir a la solución de problemas sociales, empresariales y culturales más allá de la producción de artículos que pocos leen fuera del gueto académico. En la UTP, por ejemplo, se gastan 10 millones de pesos en un artículo en una revista depredadora ¿y las soluciones para movilidad, agroindustria, pobreza, seguridad alimentaria, etcétera? ¡por fuera! Se olvida que las universidades las pagamos todos y deben estar al servicio de todos

Frente a esto, también se requiere grandeza para revisar ese sistema de puntos, por ejemplo, pagar una sola vez por publicación y asociar el pago al impacto real en las personas: ya si es una investigación nominable, por ejemplo, a un premio Nobel, tal vez se puedan reconocer esos puntos hasta que la persona fallezca y … hereden su pensión (¡como sucede desde ese decreto!) pero debe ser eso; EXCEPCIONAL. También es cierto que la labor del docente -¿catedrático?- que sí «da clases», debe ser estimulada adecuadamente, sus aumentos, deberían ir más allá de los puntos por el tiempo de servicio o por el nivel: Maestría, doctorado o posdoctorado… pero tampoco deben ser para «todo» y de por vida. ¿En cuál país del mundo existe tal sistema? ¡en “Polombia”!

Un tema que no alcanzo a desarrollar es la mejora del esquema disciplinario: asegurar que los docentes, y todos los funcionarios, sean realmente investigables y sancionables como lo que son “empleados PÚBLICOS” a ver si lo recuerdan.

OTRAS MIRADAS EN: https://orlandoparragopinion.com/2024/10/10/la-grandeza-de-molina-y-la-crisis-universitaria/

Entérate con El Expreso