Colombia está viviendo una situación muy compleja. El presidente Petro tiene bajo investigación criminal las conductas de su hijo y las de altos funcionarios de su campaña presidencial. Ante las investigaciones el presidente ha pedido a sus seguidores salir a las calles a protestar para presionar a la Corte Suprema de Justicia que se aboca a elegir el nuevo fiscal. Es una sinvergüenzada: quieren presionar a la Corte para que le nombren una fiscal seleccionada por él.   

Y las investigaciones no son asuntos menores. Fue la ex esposa del hijo del presidente quién denunciara que el entonces, Diputado del Atlántico, frecuentaba personajes cuestionados, algunos incluso extraditados para obtener de ellos recursos gigantescos con miras a financiar la campaña del presidente Petro en el Atlántico. Sin embargo, afirmaron también que los recursos no llegaron a la campaña porque el hijo del presidente se los había robado. Las preguntas que surgen sobre el hijo del Presidente son muchísimas. Unas sobre el enriquecimiento ilícito pero pasan sobre la financiación ilegal de Campaña y el posible tráfico de influencias.   

Por otra parte, fue el portal la Silla Vacía que no sólo es reconocido por su seriedad, sino que podría situarse en la centro izquierda, quien denunció que el ejército de testigos electorales que usara el presidente Petro en el control electoral de su campaña no habían sido reportado en las cuentas de campaña. Surgieron entonces la utilización de giros electrónicos y recursos cuya procedencia es desconocida.   

Aparecieron la utilización de cuentas fantasmas, empresas fachadas e incluso se evidenció la donación de FECODE, por 500 millones. Hay que recordar que las donaciones de personas jurídicas están prohibidas en las campañas presidenciales. Hubo una campaña, la de 2018, en la que el Consejo Nacional Electoral permitió que los partidos hicieran gastos para las campañas presidenciales que apoyaban. Pero fue un hecho excepcional. Y también cabe recordar que hoy muchas de las conductas como la violación de los topes de campaña o la financiación ilegal de la misma son conductas con consecuencias penales. El vinculado en este asunto es Ricardo Roa, gerente de campaña Petro Presidente y actual presidente de Ecopetrol.   

Es importante además señalar que para que nada tienen que ver las filiaciones políticas de los altos funcionarios judiciales o disciplinarios con las decisiones que dieron lugar a las investigaciones penales que pesan sobre el hijo y los amigos del presidente. Hay conductas objetivas y claras que dieron lugar a ellas. Ante las investigaciones el presidente Petro ha dicho que las autoridades están cooptadas por mafias (además de que él no crió a su hijo, pues para entonces estaba en la cárcel por su vinculación al grupo M19). ¿De dónde se puede soportar que una investigación surgida del testimonio de quién fuera la nuera del presidente Petro o una seria investigación periodística están vinculadas con mafias o presiones políticas?.   

Las críticas sobre la procedencia política de los funcionarios como el fiscal, la Procuradora o el Contralor es evidente en todos los gobiernos, pues la Constitución previó un mecanismo de elección evidentemente politizado. Pero ese asunto nada tiene que ver con los procesos penales que se surten contra aquellos cercanos al presidente Petro.   

El episodio de ver a la Corte Suprema de Justicia rodeada de manifestantes aparentemente pacíficos, pero armados con la bandera del M-19 fue escalofriante. Era natural que todos recordáramos aquel día nefasto donde ese grupo se tomó el Palacio de Justicia y asesinó los magistrados de las altas Cortes. Parece mentira, que el presidente hubiera invitado a una manifestación para presionar la decisión de la Corte. Parece una amenaza solapada llevar los emblemas del responsable de semejante atrocidad que vivimos en los ochentas. Y hubo momentos de miedo cuando además los manifestantes intentaron tumbar las bardas y bloquearon la salida de los magistrados. El silencio del presidente fue cómplice.   

Petro no ha sido un buen presidente. Ha estado rodeado de escándalos, unos de corrupción otros de excesos en el gasto y unos más de narcisismo. No ha podido ejecutar ni los presupuestos ni ha resuelto los graves problemas que aquejan a Colombia. Sus ideas congeladas desde los sesenta lejos de construir destruyen. Es evidente que no tendrá un legado para el futuro de Colombia. Y debe tener cuidado de que su legado no sea la amenaza institucional y la absoluta pérdida de la credibilidad de su movimiento político. 

 Paloma Valencia

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