El presidente Donald Trump decidió romper las negociaciones comerciales con Canadá luego de que el gobierno de Ontario publicara un anuncio en defensa de la industria local, calificando como “atroz” la política arancelaria estadounidense. La medida, que interrumpe semanas de diálogo entre ambos países, marca un nuevo punto de tensión en las relaciones bilaterales y genera incertidumbre sobre el futuro de los acuerdos comerciales entre Washington y Ottawa.
Según fuentes cercanas al mandatario, la decisión se produjo tras la emisión de un anuncio televisivo financiado por el gobierno provincial canadiense en el que se criticaban duramente los aranceles impuestos por Trump sobre productos de acero y aluminio. En respuesta, el presidente consideró el mensaje como un acto “de mala fe” y ordenó la suspensión inmediata de las conversaciones que buscaban resolver las disputas comerciales.
Un anuncio que encendió la crisis
El conflicto se originó por un video institucional difundido en Ontario, donde se acusaba a la administración estadounidense de afectar injustamente a los trabajadores canadienses con sus medidas proteccionistas. El anuncio, catalogado por la Casa Blanca como “antiestadounidense”, provocó una fuerte reacción del presidente, quien aseguró que no negociaría “con un país que permite ataques propagandísticos” contra su gobierno.
La respuesta de Trump no se limitó al ámbito retórico. Ordenó al Departamento de Comercio congelar cualquier avance en los diálogos sobre la reducción de aranceles y amenazó con imponer nuevas tarifas a sectores industriales clave, incluido el automotriz. Estas acciones representaron un duro golpe para las empresas de ambos países, que esperaban un alivio en medio de una guerra comercial que ya afecta a las exportaciones y al empleo manufacturero.
Impacto económico y político de la ruptura
La ruptura de las negociaciones comerciales generó preocupación tanto en Estados Unidos como en Canadá. En el país norteamericano, asociaciones empresariales advirtieron que la decisión podría encarecer los productos de consumo y provocar represalias por parte del gobierno canadiense. Por su parte, Ottawa lamentó el anuncio de Washington y reiteró su compromiso con el libre comercio y la cooperación económica.
Analistas internacionales señalan que el gesto de Trump podría tener consecuencias más amplias en el panorama global. La suspensión de los diálogos llega en un momento en que ambos países buscaban actualizar compromisos dentro del marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual reemplazó al antiguo NAFTA. La tensión con Ontario, aunque provincial, amenaza con extenderse al ámbito federal, dificultando la relación diplomática entre ambos gobiernos.
En el plano político, la decisión también se interpreta como una estrategia de Trump para fortalecer su imagen de líder firme ante los sectores más proteccionistas de su base electoral. Sin embargo, economistas advierten que esta postura podría aislar aún más a Estados Unidos de sus socios comerciales y reducir su competitividad internacional.
¿Qué sigue para las relaciones entre Washington y Ottawa?
El gobierno canadiense ha manifestado su disposición al diálogo, aunque ha calificado la reacción del presidente Trump como “desproporcionada e injustificada”. La ministra de Comercio Internacional de Canadá insistió en que el anuncio de Ontario no representaba una posición oficial del gobierno federal y reiteró la necesidad de mantener abiertas las vías de negociación.
Mientras tanto, en Washington, asesores presidenciales cercanos a Trump aseguran que el mandatario no reanudará las conversaciones mientras no haya una disculpa formal o un compromiso público de Canadá de no repetir este tipo de mensajes. Esta exigencia ha sido vista por observadores internacionales como una muestra del estilo personalista del presidente y de su tendencia a llevar los conflictos políticos al terreno mediático.
El futuro de la relación comercial entre ambos países dependerá de si las partes logran recomponer la confianza perdida. De no hacerlo, los efectos podrían sentirse en toda América del Norte, afectando cadenas de suministro, inversiones y empleos en sectores estratégicos. La crisis diplomática entre Estados Unidos y Canadá evidencia que, más allá de las cifras económicas, la política y la comunicación juegan un papel determinante en el equilibrio del comercio internacional.

