Este viernes, un terremoto de magnitud 7,7 golpeó el centro de Birmania, generando el colapso de carreteras en la capital Naipyidó y provocando fuertes sacudidas en ciudades de Tailandia y China. El movimiento telúrico, cuyo epicentro se ubicó a solo 16 kilómetros de la ciudad de Sagaing y a una profundidad de 10 kilómetros, ha causado gran conmoción en la región.
Las autoridades del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) confirmaron la magnitud del sismo, mientras que en China, el Centro de Redes Sísmicas (CENC) reportó una lectura ligeramente superior de 7,9. A pesar de que Birmania es propensa a terremotos, la potencia de este evento ha generado serias preocupaciones por el estado de su infraestructura y la seguridad de sus habitantes.
El impacto en Tailandia y China: temor y evacuaciones
Las sacudidas no solo afectaron a Birmania, sino que también se sintieron con fuerza en el norte de Tailandia y en la capital Bangkok, a unos 1.000 kilómetros del epicentro. En ciudades como Chiang Mai, la reacción de los habitantes fue de pánico, con muchas personas evacuando edificios y buscando refugio en espacios abiertos.
“Lo escuché mientras dormía y salí corriendo en pijama lo más lejos que pude”, relató Duangjai, una residente de Chiang Mai. Un hombre de 76 años de la misma ciudad afirmó que fue “el temblor más fuerte” que había sentido en su vida.
Además, en Bangkok, oficinas y comercios fueron evacuados de inmediato, y algunos servicios de transporte público, como el metro y el tren ligero, quedaron suspendidos temporalmente debido a las vibraciones.
En la provincia china de Yunnan, fronteriza con Birmania, también se registraron movimientos sísmicos significativos. Aunque no se han reportado víctimas de manera oficial, los expertos temen daños en infraestructuras clave de la región.
La vulnerabilidad de Birmania ante los sismos
Históricamente, Birmania ha enfrentado terremotos de gran magnitud debido a su ubicación sobre la falla de Sagaing, que atraviesa el país de norte a sur. Entre 1930 y 1956, al menos seis terremotos de magnitud 7 o superior fueron registrados en la región, lo que resalta la actividad sísmica frecuente en esta zona.
El problema principal radica en que el país no cuenta con una infraestructura adecuada para soportar sismos de esta magnitud. El rápido crecimiento urbano y la falta de planificación han dejado a Birmania en una posición vulnerable. Edificaciones con estructuras débiles y carreteras mal diseñadas se ven gravemente afectadas con cada evento sísmico.
A esto se suma la crisis política que vive el país desde el golpe militar de 2021, lo que ha generado inestabilidad en los servicios básicos, incluyendo el sistema de salud. Los hospitales y centros médicos, sobre todo en zonas rurales, se encuentran saturados y con recursos limitados, lo que dificulta la respuesta ante desastres naturales de esta magnitud.
¿Podría haber más sismos en la región?
Dado el historial sísmico de Birmania y su ubicación geológica, los expertos no descartan la posibilidad de réplicas o futuros terremotos de magnitudes similares. Mientras tanto, los países vecinos como Tailandia y China han comenzado a evaluar sus propios protocolos de emergencia para evitar mayores afectaciones en caso de nuevas sacudidas.
Con un panorama de crisis política y una infraestructura frágil, el país enfrenta un difícil camino para recuperarse de este desastre natural. La pregunta ahora es: ¿está Birmania preparada para enfrentar otro evento sísmico de esta magnitud en el futuro?