Una tragedia conmovió a la comunidad de Sabanalarga (Atlántico) durante las tradicionales fiestas de corralejas celebradas en la segunda semana de octubre de 2025. Breiner José Marrugo Castro, un joven soldado del Ejército Nacional, perdió la vida tras sufrir una grave cornada mientras participaba en uno de los eventos. Lo más doloroso para su familia es que el joven habría mentido para poder salir del batallón y asistir a las celebraciones, desoyendo las advertencias de su madre.

Según los reportes iniciales, Marrugo Castro habría pedido un permiso con información falsa para poder acudir al evento taurino. Su madre le había insistido que no lo hiciera por los riesgos que implicaban las corralejas, conocidas por los incidentes que suelen dejar personas heridas o fallecidas cada año. Sin embargo, el joven decidió asistir y terminó encontrando la muerte en circunstancias trágicas.

Una mentira con consecuencias fatales

El caso de Breiner José Marrugo Castro ha generado indignación y tristeza entre familiares, amigos y compañeros de batallón. De acuerdo con versiones recogidas por medios locales, el soldado manifestó una excusa distinta a la real para obtener permiso y salir de la unidad militar. Su objetivo era reencontrarse con sus allegados y disfrutar de las fiestas populares de su municipio natal, pero la decisión terminó costándole la vida. Durante el evento, uno de los toros embistió violentamente a Marrugo, provocándole heridas mortales que no pudieron ser atendidas a tiempo. Los asistentes intentaron auxiliarlo, pero el impacto fue demasiado grave. Las autoridades locales confirmaron su fallecimiento poco después del accidente.

Este suceso ha abierto un debate sobre los riesgos de las corralejas, una práctica profundamente arraigada en algunas regiones del Caribe colombiano, pero cuestionada por su peligrosidad y por las muertes que deja cada año tanto en animales como en espectadores.

El llamado de una madre que no fue escuchado

La madre del joven, cuya identidad se mantiene reservada por respeto a su privacidad, había suplicado a su hijo que no acudiera a las corralejas. Según sus declaraciones, temía por su seguridad y le advirtió de los riesgos, recordándole los incidentes ocurridos en años anteriores. Pese a sus ruegos, Breiner decidió asistir al evento, convencido de que nada malo ocurriría.

La tragedia no solo ha generado dolor familiar, sino también un llamado de reflexión en la comunidad de Sabanalarga, donde muchos habitantes piden una revisión de las medidas de seguridad en estas festividades. En redes sociales, usuarios han expresado su solidaridad con la familia del soldado y han cuestionado la falta de controles en torno a los eventos de corralejas, que cada año cobran vidas en el país.

¿Deben las corralejas seguir celebrándose en Colombia?

La muerte del soldado Marrugo Castro reaviva el debate sobre la continuidad de las corralejas en el Caribe colombiano. Estas celebraciones, consideradas patrimonio cultural por algunos sectores, también son vistas como espectáculos de alto riesgo por otros, debido a las lesiones graves y muertes que suelen registrarse.

Las autoridades locales del Atlántico han reiterado que las corralejas deben realizarse con medidas de seguridad estrictas, pero organizaciones defensoras de los animales y de derechos humanos piden su prohibición definitiva. En años recientes, el Congreso de la República ha debatido proyectos de ley para regular o eliminar estas prácticas, aunque las iniciativas han enfrentado resistencia por su peso cultural y económico en la región.

El caso del soldado Marrugo pone en evidencia no solo la vulnerabilidad de quienes participan en estos eventos, sino también la necesidad de promover una cultura de prevención y responsabilidad. Para muchos, la tragedia pudo evitarse si se hubieran atendido las advertencias familiares y se hubieran implementado mayores controles sobre la participación de uniformados en actividades civiles durante su servicio activo.

Hoy, el pueblo de Sabanalarga llora la pérdida de un joven que soñaba con servir a su país, pero cuya decisión impulsiva y un permiso obtenido de manera irregular lo llevaron a un destino fatal. La historia deja una lección dolorosa sobre la importancia de escuchar las advertencias, respetar las normas institucionales y reconsiderar prácticas culturales que, aunque tradicionales, siguen cobrando vidas humanas.

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