Las autoridades del Cauca investigan el secuestro de Miguel Ayala, hijo del reconocido cantante de música popular Giovanny Ayala, tras un violento episodio registrado en la vía Panamericana, uno de los corredores más transitados y estratégicos del suroccidente colombiano. El hecho ha expuesto nuevamente la fragilidad de la seguridad en un territorio marcado por disputas entre grupos armados y por la expansión de estructuras que mantienen presión sobre la población civil.

Según los primeros reportes, Miguel Ayala y su mánager fueron interceptados por hombres armados cuando se desplazaban por el sector conocido como El Túnel, en zona rural de Cajibío. Los sujetos obligaron a las víctimas a descender del vehículo y las llevaron con rumbo desconocido, sin que hasta el momento se tenga información precisa sobre su paradero o estado de salud.

Impacto en la movilidad y el riesgo para artistas en el Cauca

El viaje de regreso del artista y su equipo terminó convirtiéndose en la escena de un secuestro que ha generado preocupación en la industria musical. Horas antes, Ayala había cumplido una presentación en el corregimiento de Huisitó, en el municipio de El Tambo, una zona donde las autoridades han advertido la presencia dominante de las disidencias del Estado Mayor Central, estructura que opera bajo el mando de Iván Mordisco.

El tránsito entre estos sectores rurales y la capital caucana continúa siendo riesgoso, especialmente para artistas, equipos técnicos y transportadores que deben movilizarse por vías que atraviesan sectores controlados por estructuras armadas ilegales. En los últimos meses, según reportes locales, varios eventos culturales se han desarrollado bajo estrictas medidas de seguridad debido a las amenazas de grupos que imponen restricciones y controlan horarios, rutas y desplazamientos.

La presentación de Ayala en Huisitó, aunque se desarrolló con normalidad, se realizó en una zona catalogada por autoridades como punto estratégico para estas organizaciones, lo que aumenta la vulnerabilidad de quienes trabajan en giras regionales y deben recorrer trayectos sin presencia estatal permanente.

Dominio del frente Dagoberto Ramos y recientes hechos violentos

La vía Panamericana no solo es un corredor económico vital para el departamento: también es uno de los escenarios más golpeados por la presencia del frente Dagoberto Ramos, señalado de operar en buena parte del norte del Cauca. Esta estructura, que forma parte de las disidencias del Estado Mayor Central, ha sido responsable de ataques recientes que mantienen bajo tensión a la población civil.

La semana pasada, este mismo frente perpetró un atentado contra el senador Temístocles Ortega, un hecho que generó rechazo nacional y que obligó a reforzar la vigilancia en varios puntos del departamento. Días después, otro ataque con explosivos fue dirigido contra la estación de Policía del corregimiento de Mondomo, en Santander de Quilichao, dejando escombros, daños estructurales y una población conmocionada.

Los videos compartidos por habitantes muestran una nube de humo elevándose desde la estación tras una fuerte explosión ocurrida cerca de las seis de la mañana. Minutos después, se escucharon ráfagas de fusil que prolongaron el temor entre comerciantes, familias y transportadores que transitan diariamente por el sector.

Los pobladores también reportaron la presencia de hombres armados en las zonas aledañas, quienes al parecer se movilizaban en pequeños grupos para hostigar a la fuerza pública e intimidar a la comunidad. Este patrón de ataques simultáneos ha sido una de las tácticas más frecuentes del frente Dagoberto Ramos para ejercer control territorial y sembrar miedo entre diferentes sectores del departamento.

¿Qué se sabe sobre la búsqueda de Miguel Ayala?

Hasta ahora, los organismos de seguridad adelantan operativos en la región para establecer el paradero del artista y su representante, así como para identificar con precisión qué estructura estaría detrás del secuestro. Aunque todas las hipótesis apuntan a un grupo armado ilegal con presencia en la zona, no existe un pronunciamiento oficial sobre responsables, condiciones de cautiverio o posibles exigencias.

Las autoridades han insistido en que la vía Panamericana permanece en constante monitoreo y han llamado a los viajeros a extremar precauciones en los tramos rurales donde se han registrado los mayores índices de interceptación y hostigamientos. El caso de Ayala refuerza la preocupación sobre la seguridad de músicos, periodistas, transportadores y líderes sociales que deben desplazarse por rutas donde la institucionalidad no logra mantener un control permanente.

El secuestro ocurre en un momento crítico para el departamento, que enfrenta una escalada de ataques, hostigamientos y confrontaciones que afectan tanto a la población civil como a sectores productivos, culturales y comunitarios. La pregunta que queda abierta es si este nuevo hecho llevará a un replanteamiento de la estrategia en las zonas más golpeadas por las disidencias o si, por el contrario, seguirá aumentando el riesgo para quienes deben transitar por uno de los corredores más importantes del país.

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