En la mañana de este viernes 11 de octubre, a las 6:12, se confirmó que Óscar Camargo Ríos, conocido como alias Pichi, se fugó tras haber recibido prisión domiciliaria. Este delincuente, considerado el ‘Pablo Escobar santandereano’ por su influencia en el mundo criminal, protagoniza así su novena fuga, lo que ha generado gran preocupación en Bucaramanga y en todo el país.
La fuga de Pichi ocurre solo un día después de que el alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán, anunciara que le había sido revocada la medida de prisión domiciliaria. Esto significaba que alias Pichi debía regresar a prisión intramural, una decisión que fue recibida como una buena noticia en la ciudad, debido a la importancia del delincuente en las estructuras criminales de la región.
“Es una buena noticia para Bucaramanga dada su importancia en las estructuras criminales. Los delincuentes deben estar en prisión”, explicó el alcalde Beltrán al respecto.
Un historial de fugas y controversia
El caso de alias Pichi es especialmente polémico, dado que no es la primera vez que logra evadir la justicia. Con esta última huida, suman ya nueve fugas en su historial criminal, un hecho que ha desatado críticas tanto en la ciudadanía como en sectores políticos y judiciales. Previamente, el Juzgado Tercero de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Bucaramanga le había concedido nuevamente la medida de prisión domiciliaria, a pesar de sus repetidas violaciones a este beneficio. Esta decisión fue ampliamente rechazada por la comunidad, que veía en su libertad una amenaza para la seguridad local.
Según se ha informado, el jueves 10 de octubre, el Instituto Penitenciario y Carcelario de Colombia (Inpec) realizó una visita de control a la residencia de Pichi, ubicada en el barrio El Poblado de Medellín. A las 5:00 p.m., los funcionarios del Inpec encontraron al delincuente en el lugar y le tomaron una fotografía como prueba de su ubicación. Sin embargo, horas después, se activó una alerta de transgresión en el centro de monitoreo del brazalete electrónico de Pichi, lo que indicaba que había abandonado su domicilio sin autorización.
En respuesta a la alerta, el personal del Inpec volvió al lugar, pero ya no encontró al delincuente. Inmediatamente, se procedió a notificar al juez encargado del caso y se activaron los protocolos de búsqueda con la Policía Nacional.
La complicidad de la justicia en la liberación de alias Pichi
El caso de alias Pichi ha puesto en el centro de la controversia las decisiones judiciales que le otorgaron la prisión domiciliaria en repetidas ocasiones, pese a su peligroso prontuario. El Juzgado Segundo Especializado de Bucaramanga ha sido señalado por permitir la liberación del delincuente, mientras que la Comisión Nacional de Disciplina Judicial investiga a varios funcionarios judiciales por su posible responsabilidad en la concesión de este beneficio.
La Comisión Nacional de Disciplina Judicial inició recientemente una investigación sobre dos funcionarios de la Rama Judicial que participaron en la liberación de Pichi, luego de que se conocieran las denuncias sobre las continuas violaciones de su medida de casa por cárcel. Según informes de medios locales, entre ellos Infobae, la juez Tercera de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad también estuvo involucrada en la decisión de otorgar la medida de prisión domiciliaria a Pichi, a pesar de su historial de fugas. Esto ha suscitado gran inquietud en la región, donde la comunidad y las autoridades exigen mayor rigor en el manejo de este tipo de casos.
Repercusiones y respuesta de las autoridades
Hasta el momento, las autoridades locales, incluidas la Policía Nacional y la Fiscalía, no se han pronunciado oficialmente sobre la fuga de alias Pichi, aunque se espera que en las próximas horas se inicien operativos para dar con su paradero. Mientras tanto, el concejal de Bucaramanga, Daniel Briceño, ha sido una de las voces más críticas frente a la situación, instando a que se tomen medidas inmediatas para corregir las falencias en la vigilancia y control de los delincuentes que, como alias Pichi, han logrado burlar repetidamente a la justicia.
El caso de alias Pichi también ha sacudido la confianza en las instituciones encargadas de la seguridad en el país. La facilidad con la que el delincuente ha logrado escapar de las autoridades en tantas ocasiones evidencia serias deficiencias en el sistema de vigilancia y control penitenciario, lo que podría llevar a una revisión de los procedimientos para conceder beneficios como la prisión domiciliaria a criminales de alta peligrosidad.
Un futuro incierto para la seguridad en Bucaramanga
Con la fuga de alias Pichi, Bucaramanga y las autoridades nacionales se enfrentan a un nuevo desafío en la lucha contra el crimen organizado. La influencia de Pichi en las estructuras criminales de la región lo convierte en una figura clave para el control de actividades ilícitas, lo que plantea preocupaciones sobre posibles retaliaciones o el recrudecimiento de la violencia en la zona.
La ciudadanía exige respuestas claras y acciones contundentes para evitar que casos como este se sigan repitiendo. Las decisiones judiciales que han permitido a alias Pichi burlar el sistema penal colombiano deben ser revisadas, y los responsables de su liberación deben rendir cuentas ante la justicia.
Ahora, la gran incógnita es si las autoridades lograrán recapturar a alias Pichi antes de que logre reorganizar sus actividades criminales. ¿Cómo podrá el sistema de justicia colombiano corregir estas fallas que permiten a los delincuentes más peligrosos evadir la ley una y otra vez? Las respuestas a estas preguntas serán determinantes para la seguridad no solo de Bucaramanga, sino de todo el país.