Colombia posee un patrón de violencia traducido desde la época de la colonia, aunque mantiene una esperanza de paz con el sin fin de intentos de procesos de diálogo y de negociaciones pacificas para generar prosperidad en la nación. Los y las nacidas del año 90´s les correspondió entender, por los relatos de la historia, las vicisitudes vivenciadas desde la Violencia que enigma nuestra nación por el narcotráfico, las mafias y los fenómenos guerrilleros del siglo pasado. El sin fin de sangre militar, política, económica y social marco una generación que vivió en medio del miedo y la zozobra, pero se mantuvo en esperanza de la mano de líderes que orientaron la proyección nacional.
Las noticias dejaron saber el cobarde atentado contra la ideología de libertad y democracia marcando una generación más por la sangre: la nacida en la década de los 90`s. La desesperanza inundo el ser, las preguntas dieron la intuición de un país sin rumbo, no se avivó la política dura y sesgada, no se promovió el discurso de odio, se vivencio miedo, violencia política, economía y social de nuevo. La nación sintió un país del cual no ha podido trascender desde la historia. La desesperanza seguía la noche, solo la nación gritaba paz y vida, familia nacional, liderazgo certero y resiliencia.
Entonces la generación de los años 90´s no sabía como interpretar la situación, pensó que no le correspondería sentir a flor de piel la historia del país de la libertad y el orden, la desesperanza ahogo la política, la juventud, el futuro del país de la belleza. Corresponde recorrer los pasos para mantener la expectativa de la resiliencia de un pueblo unido, sin miedo, respaldando las instituciones y dando apoyo nacional para seguir la esperanza, porque ninguna historia pasada fue mejor. ¿Qué hizo la generación enmarcada en la época de la violencia política álgida para ejercer la vida en medio del caos?
Mantener el diálogo sin duda promovió la esperanza de un país enmarcado por la violencia guerrillera y del narcotráfico; la palabra fue compartida en las familias, las empresas, las ramas del poder, la política y los liderazgos para proyectar un país próspero en la vida, la economía y la sociedad. Anudaron ideologías vinculantes con las necesidades sentidas de paz, solidaridad y verdad. Avivaron la voz de la juventud para rodear las instituciones y cambiar la violencia por la representación en papeletas que enmarcaban las necesidades sociopolíticas del país. La unión política fortaleció las instituciones del poder y la protección de la nación con alianzas estrategias transnacionales. La educación pública y privada discutió críticamente de paz, democracia y sociedad para el futuro de la nación. El conceso estaba en la mentalidad de los liderazgos políticos y sociales como un forma de cuidarnos del populismo. Sin duda el país no se detuvo, vivió en medio del caos para reorganizar la proyección nacional y es lo que corresponde para tener un lugar mejor donde habitar.
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