Durante la II Cumbre de los Pueblos del Caribe Occidental, realizada en San Andrés, el presidente Gustavo Petro otorgó la Orden de Boyacá en el Grado de Caballero a seis personas —dos colombianas y cuatro ciudadanos palestinos— en reconocimiento a su compromiso con la defensa de la vida, la dignidad humana y la solidaridad internacional en medio de la crisis humanitaria en Gaza.
Según el mandatario, la condecoración responde a acciones concretas que trascendieron el discurso y pusieron el cuerpo en un escenario de alto riesgo humanitario.
Las colombianas en la flotilla humanitaria
Las jóvenes colombianas Luna Valentina Barreto y Manuela Bedoya Jaramillo recibieron la distinción de manos del jefe de Estado. Ambas hicieron parte de una flotilla humanitaria que tenía como destino la Franja de Gaza con el propósito de llevar ayuda a la población civil afectada por el conflicto.
Durante su intervención, el presidente Petro subrayó que la relevancia de su acción radicó en haber ido directamente al territorio. “El hecho más contundente fue ir a Gaza. No hablar de Gaza, sino ir”, afirmó.
El mandatario recordó que la misión enfrentó obstáculos graves, incluyendo la interceptación de la flotilla y la captura de sus integrantes, hechos que calificó como actos de piratería contra una misión civil y humanitaria.
Un reconocimiento que trasciende fronteras
Además de las dos colombianas, la Orden de Boyacá fue concedida en ausencia a cuatro ciudadanos palestinos que, según explicó el presidente, no pudieron asistir debido a las restricciones para salir de Gaza o al riesgo de no poder regresar.
Los condecorados son Ayah Sabry Mahmod Abutaqiya, periodista; Mohamed Abu Salmiya, director del complejo médico Al-Shifa; Mahmoud Zaiter, artista, y Mohamed Al-Daalasa, cuidador de niños. Para el Gobierno colombiano, sus trayectorias representan la resistencia civil y la defensa de la vida en condiciones extremas.
Humanidad como nuevo sujeto político
Durante el acto, el presidente Petro reflexionó sobre el papel de la acción humanitaria en el contexto internacional actual. Aseguró que la humanidad empieza a consolidarse como un nuevo sujeto político global, ante la incapacidad de los Estados-nación de resolver los problemas fundamentales.
“El criterio de humanidad cada vez cobra más fuerza”, señaló, al destacar que la acción directa de ciudadanos y organizaciones ha logrado poner en evidencia la crisis en Gaza y generar reacciones en la comunidad internacional.
Detención de la flotilla y reacciones internacionales
La condecoración también se produce en el contexto de la detención de Manuela Bedoya y Luna Barreto por tropas israelíes, ocurrida cuando la flotilla Sumud fue interceptada mientras se dirigía a Gaza para entregar ayuda humanitaria.
Las activistas denunciaron su retención como una violación al derecho internacional y a los Acuerdos de Ginebra. Según el comunicado difundido por organizaciones de apoyo, la flotilla tenía un carácter pacífico y legal, y fue interceptada en aguas consideradas de alto riesgo.
El caso generó movilizaciones y pronunciamientos en Colombia y en otros países, así como llamados a la liberación inmediata de las activistas y al respeto de las misiones humanitarias.
Un gesto político y simbólico
Para el presidente Petro, la entrega de la Orden de Boyacá simboliza el respaldo institucional a quienes defienden la vida más allá de las fronteras nacionales. El mandatario afirmó que acciones como las realizadas por la flotilla humanitaria contribuyeron a que, en escenarios internacionales como la Asamblea General de Naciones Unidas, varios países avanzaran en el reconocimiento del Estado Palestino.
La condecoración, creada por el libertador Simón Bolívar, se convierte así en un gesto político y simbólico que reconoce la solidaridad internacional y el compromiso con la dignidad humana en uno de los conflictos más críticos del escenario global.

