En una decisión histórica, el Gobierno de Miami (Florida) anunció este jueves la rescisión del contrato de arrendamiento del Miami Seaquarium, uno de los acuarios más antiguos de Estados Unidos, debido a «numerosas y significativas violaciones e incumplimientos» que han afectado a la fauna marina del establecimiento.

Fundado en 1955, el Miami Seaquarium ha sido objeto de controversias durante años, pero la gota que colmó el vaso fue la muerte de la icónica orca Lolita el año pasado, después de más de medio siglo en cautividad. El gobierno local enfatizó que el acuario no ha cumplido con las leyes y regulaciones federales, citando las «varias violaciones» encontradas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

La orca Lolita falleció por una «progresión de múltiples afecciones crónicas», entre ellas enfermedades renales y neumonía. La polémica en torno a su situación generó críticas y llamados a la acción por parte de defensores de los derechos de los animales, destacando la necesidad de mejorar las condiciones de vida de los animales en cautiverio.

Tracy Reiman, representante de PETA, expresó: «El mundo fue testigo de cómo el Miami Seaquarium permitió que la solitaria orca Lolita se consumiera y muriera». Esta declaración refleja la creciente presión de organizaciones defensoras de los derechos de los animales, que han abogado por el cese de prácticas que consideran inhumanas en instalaciones similares en todo el mundo.

El arrendatario del Miami Seaquarium deberá entregar la posesión de la propiedad al condado de Miami-Dade antes del 21 de abril, según informó el canal Local 10, que ha denunciado constantemente el deterioro del acuario. La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, había otorgado previamente 45 días al parque para corregir sus problemas, pero ante la falta de mejoras significativas, se tomó la decisión de rescindir el contrato.

El aviso de terminación del contrato destaca el «largo y preocupante historial de violaciones» del arrendatario, describiendo las infracciones como «repetidas, continuas y duraderas» de las obligaciones contractuales de mantener la propiedad en buen estado y cumplir con todas las leyes aplicables.

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