La capital de Risaralda se ha posicionado como la ciudad más costosa para vivir en Colombia, según el más reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). En el mes de mayo de 2025, Pereira reportó una variación anual del IPC del 9,56 %, cifra que supera notablemente el promedio nacional y pone en evidencia una presión inflacionaria creciente que afecta de manera directa a los hogares pereiranos.
Este dato no solo revela un aumento sostenido en los precios de bienes y servicios, sino que también genera preocupación sobre la capacidad adquisitiva de los ciudadanos. El fenómeno económico se refleja especialmente en los sectores de alimentos, vivienda y transporte, rubros esenciales que han experimentado alzas más significativas.

Comparativo nacional: Pereira supera a Bogotá, Medellín y Cali
Al observar el panorama general de las principales ciudades del país, se destaca que Pereira ha superado a otras capitales históricamente más costosas, como Bogotá y Medellín. Mientras que en la capital del país el índice se mantuvo en 7,8 %, en Medellín fue del 8,3 %, ambas por debajo del índice reportado en Pereira. Este comportamiento no es aislado: desde comienzos de año, la tendencia inflacionaria en la capital risaraldense ha venido acelerándose.
El informe del DANE, además, señala que otras ciudades del Eje Cafetero también muestran una inflación por encima del promedio, aunque ninguna con un nivel tan elevado como Pereira. Estos datos colocan a la región en el centro de atención de los analistas económicos, quienes buscan entender las causas estructurales detrás de esta disparidad regional en el costo de vida en Colombia.
¿Qué factores explican el alza en Pereira?
Especialistas en economía apuntan a una combinación de elementos que estarían detrás del encarecimiento de la vida en Pereira. Uno de los más relevantes es el crecimiento urbano acelerado sin una planeación adecuada, lo cual ha provocado una presión significativa sobre la oferta de vivienda, elevando los precios tanto de arriendo como de compra. A esto se suma una cadena de suministro regional que aún presenta dificultades logísticas, afectando el abastecimiento y los precios de productos básicos.
Asimismo, el transporte público y privado ha incrementado sus tarifas, motivado en parte por el alza en los combustibles y los costos operativos. Esta situación golpea especialmente a los trabajadores informales y a los sectores con ingresos medios y bajos, cuya economía doméstica depende directamente del equilibrio entre salario y gasto esencial.
El sector alimentos también ha tenido un comportamiento volátil, con productos de la canasta básica presentando aumentos de hasta el 12 %, situación que complica aún más la economía familiar y aumenta la percepción de inestabilidad.