Panamá ha cerrado al menos tres de los pasos utilizados por migrantes para cruzar el Darién, la densa selva que marca la frontera con Colombia, con el objetivo de canalizar el flujo migratorio y ejercer un mayor control sobre esta ruta irregular que es utilizada diariamente por cientos de personas en su camino hacia Norteamérica. Así lo informaron las autoridades panameñas este miércoles 3 de julio.

El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá explicó en un comunicado, al que tuvo acceso EFE, que “se tomaron medidas para el control de la migración irregular masiva que enfrenta el Estado panameño” con el fin de “canalizar la migración irregular” hacia Bajo Chiquito, el primer poblado al que llegan los migrantes tras atravesar durante días la selva del Darién a pie.

Estas medidas incluyen el bloqueo de “tres pasos no autorizados que utilizan los migrantes irregulares, identificados como los pasos por la costa pacífica y costa caribe, así como los pasos terrestres que dan acceso al sector del Hito de Chucurti”. Este último ha sido bloqueado con barreras perimetrales que impiden el paso de los migrantes.

El Senafront explicó que “con el anterior control se disponían de fuerzas de seguridad en múltiples puntos, lo que dispersaba la eficiencia en la lucha contra las organizaciones delictivas transnacionales que se benefician del tráfico de personas, cobros ilícitos y otros delitos conexos a esta población vulnerable”. Ahora, al concentrar los esfuerzos en un solo paso, se fortalece exponencialmente la disposición de patrullajes de control territorial, protección y seguridad multidimensional relacionados con los migrantes.

Hasta ahora, muchos migrantes han denunciado ser víctimas de robo o violaciones por parte de bandas criminales a lo largo del Darién. Además, la policía fronteriza anunció que el nuevo gobierno de José Raúl Mulino planifica el lanzamiento de una nueva campaña denominada “Darién”, que tiene como objetivo garantizar un clima de paz y tranquilidad en esta región del país.

El nuevo presidente de Panamá, José Raúl Mulino, adelantó el pasado viernes, durante una gira al Darién previa a su investidura, la colocación de “cercas de serpentinas” con el objetivo de que la gente tome el camino único para llegar hasta allí, en lugar de diseminarse, además de la presencia policial en algunas zonas de la selva.

El cierre de estos pasos no autorizados se produce en medio de un gran flujo de migrantes por la selva del Darién. Este año, más de 195.000 personas han cruzado por esta ruta, la mayoría venezolanos, mientras que en 2023 fueron más de 520.000, una cifra inédita según datos oficiales.

Durante su discurso de investidura el pasado lunes, Mulino también se refirió a la problemática en el Darién, subrayando que Panamá y Estados Unidos, principal destino de los migrantes, firmaron un acuerdo para repatriar a los transeúntes, comprometiéndose el país norteamericano a cubrir los gastos.

El nuevo mandatario panameño mantiene un fuerte discurso frente a la migración por el Darién, tildándola de “ilegal” y prometiendo durante su campaña el “cierre” de la ruta del Darién, un concepto que luego matizó como un cierre “filosófico”, con la implementación progresiva de barreras para que los migrantes no sigan utilizando esta ruta.

“Panamá no será más un país de tránsito para los ilegales. No permitiré complicidades locales”, declaró Mulino en su discurso de posesión, subrayando su compromiso con una política migratoria más estricta.

Entérate con El Expreso