Tres décadas después del asedio de Sarajevo, uno de los episodios más cruentos de la guerra bosnia (1992-1995) vuelve a colocarse bajo el escrutinio internacional. La Fiscalía de Milán ha iniciado una investigación sobre los llamados “francotiradores aficionados”, presuntos ciudadanos extranjeros que habrían viajado a Bosnia para participar en lo que se ha descrito como auténticos “safaris humanos”: jornadas en las que se pagaba por disparar contra civiles atrapados en la capital bosnia.
La investigación se activó a partir de una denuncia del periodista y escritor italiano Ezio Gavazzeni, quien entregó a la justicia documentos y testimonios recogidos a lo largo de años. Su trabajo se inspiró en el documental “Sarajevo Safari”, estrenado en 2022 por el cineasta esloveno Miran Zupanic, que exponía relatos sobre la presencia de extranjeros en las montañas que rodeaban la ciudad, aparentemente invitados por las fuerzas serbobosnias para participar en tiroteos contra la población civil.
Testimonios que apuntan a turistas armados
Aunque los fiscales italianos no han revelado nombres, no descartan que pronto se conozcan identidades concretas. Según Gavazzeni, los testimonios recopilados incluyen referencias a ciudadanos italianos que habrían hecho parte de esos grupos de “francotiradores temporales”.
Uno de los relatos clave proviene de Edin Subasic, exagente de los servicios secretos del Ejército bosnio. En “Sarajevo Safari”, Subasic recuerda el interrogatorio de un joven serbio capturado en 1993. El detenido aseguró que en su viaje hacia Bosnia compartió autobús con cinco extranjeros, entre ellos tres italianos, quienes contaban con equipo especial y un trato privilegiado. “No venían a luchar; venían porque habían pagado para disparar a civiles, como si se tratara de un safari humano”, declaró Subasic.

El exagente también afirma haber recopilado durante la guerra información sobre italianos que participaron como francotiradores en los alrededores de Sarajevo. Incluso menciona la existencia de una supuesta lista de precios cuyo monto variaba según la víctima: hombre, mujer, mujer embarazada o niño.
Los “chetniks de fin de semana” y el recuerdo de los supervivientes
Para los habitantes de Sarajevo, la presencia de tiradores ocasionales no era desconocida. Muchos sobrevivientes los llamaban “chetniks de fin de semana”, en referencia a los nacionalistas serbios que actuaban en el conflicto. Estos individuos aparecían en las posiciones serbias solo por unos días, generalmente durante el fin de semana, y regresaban luego a sus países de origen.
Dzemil Hodzic, quien tenía 10 años cuando su hermano fue asesinado por un francotirador en 1993, recuerda historias sobre voluntarios y mercenarios procedentes de Rusia, Grecia e incluso de comunidades serbias en el extranjero. “Algunos venían solo por dos días, asegurando que defendían su país, pero sus acciones dejaron un rastro de sangre en las calles”, señala el ahora director del proyecto fotográfico “Sniper Alley”.
Durante el asedio de Sarajevo murieron más de 11.000 personas, entre ellas 1.601 niños. Según datos recopilados por investigadores del Centro de Documentación de Sarajevo, entre 300 y 350 víctimas fueron asesinadas específicamente por francotiradores.
Mercenarios documentados y un caso sin precedentes
Aunque el número total de “turistas francotiradores” sigue sin esclarecerse, la participación de extranjeros en el Ejército serbobosnio sí está verificada. Bases de datos independientes recogen cerca de 300 combatientes provenientes de países como Grecia, Rusia y Ucrania que se integraron a las filas serbias durante la guerra.
Lo que convierte este caso en un precedente es que Italia se ha convertido en el primer país en abrir una investigación penal específica contra civiles europeos que podrían haber participado en crímenes de guerra al margen de estructuras militares formales. La causa está ahora en manos de la ROS, una unidad especial de los Carabinieri experta en delitos de alcance internacional.
Si las pesquisas avanzan y salen a la luz nombres concretos, este podría ser el primer juicio europeo que responsabilice a ciudadanos extranjeros por su participación directa en asesinatos de civiles durante el asedio de Sarajevo.

