Un profundo signo de alarma recorre el sistema penitenciario colombiano tras el asesinato de un funcionario del Inpec en Cali. La víctima, identificada como Jimmy Flores Salazar, fue atacada mientras se movilizaba en un vehículo, en hechos que las autoridades ya catalogan como “un nuevo ataque criminal” contra los servidores penitenciarios.

Según el reporte oficial, el dragoneante Flores quedó tendido dentro del carro con heridas graves tras la agresión. Imágenes que circularon en redes sociales evidencian la magnitud del ataque y el carácter brutal del hecho. Durante la última semana, se han documentado al menos cinco atentados contra el Inpec, dos de ellos en Cali. Entre esos episodios figura el ataque con granada contra el director regional, que salió ileso.

El Inpec, por medio de un comunicado, manifestó que “los actos de violencia contra los servidores penitenciarios no quedarán impunes” y reafirmó su compromiso con la seguridad de los empleados de custodia, vigilancia, auxiliares y contratistas. En ese sentido, la entidad declaró el día como jornada de luto institucional y convocó asambleas informativas en sus sedes para abordar la crisis de seguridad interna.

Investigadores ya indagan posibles nexos del ataque con estructuras criminales locales. El director regional del Inpec en Cali fue recientemente blanco de un atentado con explosivos mientras transitaba por el norte de la ciudad, suceso del que emergen pistas que apuntan a individuos bajo el alias de “Palustre”. En Palmira, otro dragoneante fue asesinado días atrás, lo que ha intensificado la alerta sobre el riesgo al que están expuestos estos servidores.

El panorama expuesto revela una grave escalada de violencia dirigida a una institución clave para el orden interno. La sucesión de ataques en tan corto plazo evidencia que los mecanismos de protección actuales no han sido suficientes. Ante este escenario, la exigencia de rendición de cuentas y respuesta efectiva por parte de las autoridades se impone con urgencia.

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