En la madrugada del lunes 19 de mayo de 2025, se confirmó la muerte de Elí Mejía Mendoza, más conocido como alias Martín Sombra, uno de los nombres más temidos en la historia reciente del conflicto armado colombiano. El exintegrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) falleció en el Hospital El Tunal, ubicado en el sur de Bogotá, tras varios días de atención médica. La noticia fue confirmada por la Secretaría de Salud de Bogotá en declaraciones a Infobae Colombia.

Considerado por muchos como el infame “carcelero de las Farc”, Martín Sombra fue una figura clave en la operación de los campos de secuestrados que mantuvo la antigua guerrilla en plena selva colombiana. Entre los rehenes que estuvieron bajo su vigilancia destacan Íngrid Betancourt, Clara Rojas y Alan Jara, todos secuestrados durante la época más dura del conflicto.

¿Quién fue alias Martín Sombra y por qué era temido?

Durante años, Martín Sombra fue el rostro del horror para muchas víctimas del secuestro. No solo era el encargado de la custodia de los rehenes, sino que también participó en operaciones militares de alto impacto como la toma de Mitú en 1998 y el asalto a la base de Girasoles. Estas acciones dejaron secuelas profundas en la memoria colectiva del país.

Capturado por primera vez en 2008, Mejía Mendoza fue posteriormente acogido por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), donde confesó su participación en múltiples crímenes, entre ellos, el reclutamiento forzado de menores y la administración de los denominados “campos de concentración” selváticos. Aunque su relato fue clave para esclarecer responsabilidades históricas, su reincidencia judicial marcó un nuevo episodio en su trayectoria.

La segunda captura y su paso por la JEP

El 1 de febrero de 2020, alias Martín Sombra fue nuevamente capturado en el barrio Molinos de Bogotá. La detención fue resultado de una investigación por su presunta participación en el secuestro del ganadero Samuel Estupiñán, ocurrido en diciembre de 2017 en el departamento del Caquetá. Durante el operativo, Mejía Mendoza fue encontrado en estado de deterioro físico y utilizando muletas, imágenes que contrastaban con el temido pasado que lo precedía.

A pesar de esta nueva acusación, la JEP decidió mantener su caso bajo su jurisdicción. En julio de 2024, el tribunal concluyó que no existían pruebas concluyentes de que hubiera incumplido de forma deliberada el régimen de condicionalidad. Esta decisión se sustentó en su aporte a la verdad en temas clave como el reclutamiento de menores, una de las violaciones más graves cometidas por las Farc.

En paralelo, el proceso penal ordinario por el secuestro de Estupiñán continuaba. Dado el vencimiento de términos, el exguerrillero enfrentaba el juicio en libertad al momento de su fallecimiento.

¿Qué significa su muerte para el proceso de paz?

La muerte de Martín Sombra simboliza el final de uno de los capítulos más oscuros del conflicto armado en Colombia. Aunque fue beneficiario del Acuerdo de Paz de 2016, su figura continuaba generando controversia, especialmente por su doble rol como confeso de crímenes atroces y como presunto reincidente.

Su caso deja en evidencia los desafíos que enfrenta el sistema de justicia transicional para mantener el equilibrio entre verdad, justicia y reparación, especialmente cuando se trata de excombatientes con historiales tan complejos. Además, su fallecimiento ocurre en un momento en que la JEP busca consolidar su legitimidad frente a la opinión pública y reafirmar su capacidad de impartir justicia restaurativa.

Hoy, más allá de su deceso, queda la memoria de cientos de víctimas y sus familias que, aunque recibieron parte de la verdad, continúan exigiendo justicia. El cierre del caso de alias Martín Sombra invita a preguntarse cuántas heridas del conflicto siguen abiertas y qué tanto se ha avanzado realmente en el camino hacia una paz duradera.

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